Revista Talentos

Una cobarde más

Publicado el 19 abril 2012 por Esther

Una cobarde más    Hoy tengo que asumir mis vacíos, el grito callado de mi antiguo cinismo. No estabas en mis planes, no eras mi mejor opción. Pero te quise de verdad, a mi forma, egoísta y ahora comprendo que desesperadamente. Fuiste mi abrigo en noches de tempestad. Y son las cosas de la vida, quedarme así, con esta sensación de frío entrecortado y burlón. Tu adiós cubrió todo mi espacio porque no supe demostrarte mi amor y ni siquiera he sabido perderte. Te pido perdón a destiempo, como de costumbre, con el tatuaje de tus besos aún marcado en mi ingrata piel. No quería compartir mis sueños con nadie y ahora hipotecaría mi vida por volver a ser la protagonista de tu libro de bolsillo. Fui tu verdugo y ahora víctima errante de mi propia inconsciencia, sin poder olvidar lo que he dejado atrás, lo que he perdido. Estar contigo era una constante guerra pero vivir sin ti no me ha dado la paz. Huía del amor tan ciegamente que ahora no veo la luz si no es entre los recuerdos que me quedaron amontonados a modo de fotografías y cartas de un hombre enamorado, hoy más sabio y desencantado.      Me creía reina de tu universo y en la fila de sedición estaban posicionadas todas mis virtudes pero al final he resultado ser una estúpida sin categoría, una hipócrita que quemó sus noches en otros brazos, que jugó con fuego y desgastó su corazón en batallas de papel, en historias de mentira. Me arrepiento de no haber sido capaz de entregarte lo que hoy ya no quiero, lo que más pesa y lo que más duele. Quería ser libre y ya ves, vivo prisionera, aferrada todavía a tu piel. No creer en un amor ha sido el mayor de mis fracasos y los límites del tiempo alejan tus manos de mi espalda. Todo ha quedado en vertical, perfectamente alineado, sin posibilidad de reencuentro. Vivir en la indolencia es caer, lenta pero irremediablemente en una espiral de soledad y nostalgia. Pensar que no estés sólo es el mayor de mis miedos, que otra haya ocupado mi sitio en tu armario, mi lado del sofá, mis sueños almibarados. Cuando el olvido se lleve el eco de tu risa, sobreviviré únicamente cuando tú me recuerdes. Desertora antes de tiempo, quién me lo iba a decir, consciente del daño que te hice, avergonzada y sin encontrar una salida. Hoy todo es decadencia sin tu abrazo. Mis manipulaciones se han dado de bruces contra mis sentimientos. Te pido perdón. Hoy sólo he sido una mujer arrinconada por sus faltas, una cobarde más en busca de redención.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Esther 245 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Revista