EL VENDEDOR DE NARANJAS, BLANCA MIOSI
Debo reconocer que en mis últimas lecturas estoy siendo afortunado. Escoger un libro no es sencillo, como no lo es decidir qué melón de la pila te llevas a casa. Siempre hay trucos, acercarlo al oído y golpearlo con cariño en el culete para ver la sonoridad de la pulpa, pero si incluso los más acervados profesionales la cagan cuando escogen un melón, ¿cómo no hacerlo con un libro al que ni siquiera puedes golpear en el lomo para ver qué ruido hacen sus letras?
En esta lista de aciertos se encuentra la última novela de la escritora Blanca Miosi, El vendedor de naranjas, y a pesar de que cuento con el regalo de su amistad, ésta no me dirige el pulso cuando afirmo que la escritora peruana afincada en Venezuela ha escrito su mejor novela.
Hace mucho que no reseño libros, hice una excepción breve para El chico de las bobinas, de Pere Cervantes, exquisita, y como no, para El vendedor de naranjas, porque hay historias que de golpe van cobrando una entidad, un peso y una fuerza que el escritor se ve forzado a dedicar todo su tiempo para plasmarlas, obligado a ser lo más digno posible ante la magnitud de la trama que debe contar. Vidas extraordinarias, hechos, momentos históricos de importancia que hacen girar el destino de una persona, de un país o de un continente en una u otra dirección, y eso es El vendedor de naranjas, una trama emocionante de personas que hicieron cambiar el rumbo de la Europa post guerras.
No sé cuánto de invención hay, cuánto de realidad, cuánto de jarabe Miosi en esta novela, pero sí sé que a medida que la leía cada vez estaba más imbuido en el ambiente que Blanca crea alrededor de sus personajes. Como la Charlote del cuento, la autora va tejiendo una red que envuelve al lector en la vida de Ramón, de Sergio, y muy especialmente de la espía rusa (de quien si la propia autora no desvela su nombre en la sinopsis, no voy a hacerlo yo), y que me parece la mejor creación femenina de la bibliografía de Blanca Miosi. Personajes históricos, servicios secretos, espías, amores, emociones, familia, ambiciones, legado y fuerza vital tensados para que el lector no pueda despegarse de la trama por miedo a caer al vacío del desconocimiento.
Como decía al principio de la nota, qué suerte haber podido leer la mejor novela escrita por mi gran amiga.
Gracias, Blanca.Mis Últimas Lecturas el blog de Jordi Díez