Es curioso que sea precisamente el líder del PP quien dé lecciones sobre lo que es o no democrático, teniendo en cuenta que no le hemos oído pronunciar ni una sola palabra cuando Mayor Oreja dijo aquello de "¿por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad?". Como curioso es escucharle decir lo de la igualdad ante la ley cuando, a la hora de manifestarse sobre los casos de corrupción destapados en su formación política, se llenan la boca con palabras como "persecución" o "conspiración".
Lo curioso es que consideremos democrático a un partido que se dedica a acusar, ante los medios pero no en los tribunales, a jueces, fiscales, policías y miembros del gobierno de fabricar pruebas contra su partido, primero en el caso del 11-M y ahora en la trama Gürtel. Lo curioso es que califiquemos de democrático a un partido que, a día de hoy, todavía no ha condenado la dictadura franquista. ¿El mundo al revés? No, simplemente esa antidemocrática España de la derecha del siglo XXI.