Pero, claro, tuve una extraña sensación. Miraba las imágenes y tenía la impresión de que había algo que fallaba, un no sé qué que no iba bien; así queemulando esas películas del detective sagaz que tanto me gustan, empecé a darle vueltas a la cabeza, preguntándome a mí misma qué era lo que no cuadraba en la escena.Intenté recordar otro momento vivido en el que la imagen fuera al menos parecida, para analizar uno por uno los elementos como haría sin dudar el amigo Grissom, ese hombre extraño que tanto ha dado al CSI.Miraba y miraba, pero la inspiración no aparecía por ningún lado. Invocaba a Sherlock Holmes, a la Sta. Marple e incluso al inspector Gadget para entender qué había en aquel escenario que no era lo que debería ser.De pronto, en uno de esos momentos flash a los que nos tiene acostumbrados el doctor House, todo se hizo claridad y entendimiento. Corrí a la mesa donde guardo las carpetas con imágenes de mis últimos casos de investigación y enseguida me di cuenta.Aquella situación era igual al 15-M: la misma cantidad de gente, las pancartas, las consignas coreadas… Pero claro, había algo diferente que había llamado mi atención de lectora ávida de novelas de Agatha Christie: esta vez me sobraban heridos (han sido 114) y mobiliario urbano destrozado; y en cambio, ahí está la clave, me faltaban detenidos (sólo ha habido uno), antidisturbios agresivos y un programa especial de Intereconomía que llamara perroflautas, guarros y antisistemas a todo el que estaba en la calle liándola parda.Me fui cabizbaja hacia el cajón donde guardo las pruebas de los casos no resueltos y deposité mi futuro en un cajón pensando: es que no tiene comparación posible. El 11 M no es más que una reivindicación social y esto, esto es la EUROCOPA. Aquí estoy, preparando mi botella de champan para la fiesta de hoy.
Una de detectives
Publicado el 02 julio 2012 por MamenodPero, claro, tuve una extraña sensación. Miraba las imágenes y tenía la impresión de que había algo que fallaba, un no sé qué que no iba bien; así queemulando esas películas del detective sagaz que tanto me gustan, empecé a darle vueltas a la cabeza, preguntándome a mí misma qué era lo que no cuadraba en la escena.Intenté recordar otro momento vivido en el que la imagen fuera al menos parecida, para analizar uno por uno los elementos como haría sin dudar el amigo Grissom, ese hombre extraño que tanto ha dado al CSI.Miraba y miraba, pero la inspiración no aparecía por ningún lado. Invocaba a Sherlock Holmes, a la Sta. Marple e incluso al inspector Gadget para entender qué había en aquel escenario que no era lo que debería ser.De pronto, en uno de esos momentos flash a los que nos tiene acostumbrados el doctor House, todo se hizo claridad y entendimiento. Corrí a la mesa donde guardo las carpetas con imágenes de mis últimos casos de investigación y enseguida me di cuenta.Aquella situación era igual al 15-M: la misma cantidad de gente, las pancartas, las consignas coreadas… Pero claro, había algo diferente que había llamado mi atención de lectora ávida de novelas de Agatha Christie: esta vez me sobraban heridos (han sido 114) y mobiliario urbano destrozado; y en cambio, ahí está la clave, me faltaban detenidos (sólo ha habido uno), antidisturbios agresivos y un programa especial de Intereconomía que llamara perroflautas, guarros y antisistemas a todo el que estaba en la calle liándola parda.Me fui cabizbaja hacia el cajón donde guardo las pruebas de los casos no resueltos y deposité mi futuro en un cajón pensando: es que no tiene comparación posible. El 11 M no es más que una reivindicación social y esto, esto es la EUROCOPA. Aquí estoy, preparando mi botella de champan para la fiesta de hoy.