Revista Diario
Una de piratas
Publicado el 05 agosto 2010 por AlfonsoMientras unos juegan a descifrar el nombre del país que hará de locomotora y tirará del tren europeo, ajenos a que el ferrocarril es invento del pasado y que lo que hoy manda es la información que viaja en puntos de diferente luminosidad, y otros creen ver en los cabellos de Bart Simpson las oscilaciones de los mercados bursátiles, preguntándose en que pico o depresión de su peinado nos encontramos, si saldremos de esta más bien pronto que tarde -no se preocupen: no se sale, es la era postindustrial y todos somos sujetos prescindibles de una economía que nos zarandea con sus mareas y que a la vuelta de verano terminará por convertir en náufrago desorientado a más de uno con las sandalias llenas de arena y las maletas vacías-, entre tanto, nos sorprenden con una serpiente de verano -¿venenosa?- de 92.000 escamas: los papeles secretos sobre las acciones del Ejército de los USA en Afġānistān revelados por Wikileaks.
En palabras de su hermana mayor, la Pedia, la “Wikileaks (Wikifiltraciones o Wikifugas en inglés) es un sitio web que publica informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en materia religiosa, corporativa o gubernamental, preservando el anonimato de sus fuentess”, vamos, como los reportajes de investigación periodística del siglo XX pero al alcance de cualquiera. Añade que está gestionado por The Sunshine Press, que desde que comenzó su actividad real en julio de 2007 ha acumulado mas de 1 millón de documentos y que aunque su objetivo inicial era centrarse en los países con regímenes totalitarios, tambien “recibe filtraciones que desvelen comportamientos no éticos por parte de gobiernos y empresas de todo el mundo”. Y es el caso que mientras la pequeña chismosa no se ha aventurado por los archivos yanquis aquí nadie se daba por enterado de su gigantesco potencial.
Hartos de videos en que se vejan o ejecutan a inocentes en nombre de la libertad de occidente, no se le prestó mucha atención a Wikileaks cuando el 5 de abril de 2010 colgó el video en el que un helicóptero Apache, el Crazyhorse 18, mató a 18 personas -premonición numerológica la del Caballoloco- en tierras irquíes, entre ellos un par de periodistas de la prestigiosa agencia Reuters. Ahora, cuando el pasado 25 de julio miles de folios que revelaban que la cruzada norteamericana en tierras afganas no estaba siendo todo lo fructuosa que se pensaba, el mundo entero tecleo su dominio, si bien es cierto que necesitó la complicidad del papel tintado del británico The Guardian, el norteamericano The New York Times y el alemán Der Spiegel -tres mosqueteros al lado de D'Artagnan- para conseguir su desestabilizador objetivo. Sin compensación económica recibida en la puntooerrege a cambio, si es que los hechos no proporcionan dividendos morales y éticos, o moneda de curso legal en libros, entrevistas, repercusiones que habrán de llegar, en especial al editor en jefe y actual portavoz de la página: el australiano Julian Assange. Así los hechos, más de noventa mil documentos parecen muchos para decir lo que ya sabiamos: el uso y abuso de las tropas de los USA en las montañas que sirven de refugio a los talibanes.
Tras la publicación de los papeles, los USA acusaron a Wikileaks de poner en peligro la vida de civiles a los que se tomó declaración para elaborar los informes militares. Julian Assange manifestó que el gobierno de Alabado Obama estaba informado una semana antes de la publicación con el objeto de "minimizar la aparición de los nombres de algunos informantes", y que no dio respuesta alguna. Concluyó que no se publicaron otros 15.000 documentos para proteger la identidad de algunas personas que aparecen en ello. Vamos que seremos descarados pero amigos de este lado del poder. ¡Sólo espero que no llegue el dia en que vea a Assange convertido en un Daniel Cohn-Bendit añorando los buenos viejos tiempos desde un confortable despacho de una institución pública y demócrata!
Cuestión de semanas ver si Wikileaks, como la bebida Outox (combinación vitamínica que palia los efectos del alcohol), es un refresco de verano más. Aunque de momento Bradley Manning el soldado especialista del servicio de inteligencia joven acusado de la filtración ya se encuentra en Quantico a la espera de un juicio militar. También para ser juzgado por el video del tiroteo. Obstinado que es el muchacho.
Y a la pregunta cómo los de The Pentagon creen que fue el joven Bradley el culpable, la respuesta es que éste buscó en la red la complicidad de un hacker llamado Adrian Lamo, famoso por haberse infiltrado en 2002 en varias redes, entre ellas la de The New York Times -vaya, otra vez el mismo cuarto poder- y entregarse después al FBI, un pirata que acabó delatándole -¿le trepanaron el cerebro o le llenaron de ceros la cuenta corriente para que abandonase el lado oscuro?-. Así sabemos hoy que el cedé virgen -serían varios supongo, tal vez deuvedés- que llenó de datos lo titulo Lady GaGa, y que para despistar escuchaba su canción Telephone. The fame monster se titula el disco que la incluye: tanto afán de protagonismo, tanta reincidencia, tanta premonición tenía que explotarle en las manos. Assange, con su pinta de niño rico, y que también fue hacker en sus días juveniles, no disimula su enfado con el chivato Lamo. Y aun hay algún otro bandolero informático en el juego, pero para al soldado Bradley tanto le da: no saldrá a la calle sin condena. A Assange la CIA quiere echarle el guante, no vayamos a creernos que en las guerras los francotiradores están a salvo y que un Nobel de la Paz se gana sin mancharse las manos. Y la vida del delator Lamo no corre mejor suerte: un grupo de hackers musulmanes ha proclamado una fatwā en que instan a matarle. Mejor cierro el artículo y me dedico al holgazaneo veraniego.
Manning entre Lamo (a la izquierda) y Assange