Y yo, que soy la nueva Bruja Lola y precursora de la Balidomancia, disfruto como una enana con todas esas chorradas. Porque funcionar no sé si funcionan, pero a mí me gusta pensar que sí y que este año me va a ir todo de maravilla. Total, hay gente que se toma en serio lo de las uvas en Nochevieja, ¿no? Pues yo disfruto de mi piromanía quemando papelitos con deseos y malos recuerdos. Anoche sin ir más lejos tuve bastantes cosas que pedirle al fuego. Cosas esenciales como un trabajo, buena suerte con la quiniela o una gofrera. Y os aseguro que seguir el ritual a rajatabla tiene que servir de algo, que el año pasado pedí una batamanta y ¡zasca!: me la trajeron los Reyes. ¿Casualidad? No creo.
Supersticiones aparte, disfruto horrores de la noche de San Juan porque me gusta pasar tiempo en la playa, en general. Y si encima paso un buen rato rodeada de mis amigos, con música, fuegos artificiales y con un colega cortando jamón (truestory) ¿qué mas se puede pedir? Además es una noche genial para echarte unas risas contemplando a la gente en plan documental de la National Geographic. Ver a esas mujeres chonis en bikini extender una manta en el suelo y sacar un arsenal de maquillaje, pintalabios, cepillos, colonias, pinzas para el pelo, etc, y emperifollarse ahí mismo para terminar calzándose unos tacones de aúpa y salir caminando por la arena cual patos de las marismas... no tiene precio. O a los machos alfa, depilados y medio piripis, subirse a las tumbonas para bailar cual gogos del Pachá, creyéndose atractivos. Cuánto daño ha hecho Mujeres, Hombres y Viceversa. Cuánto Daño.
En fin, que ya guardo otro bonito recuerdo del inicio del verano 2012. Ahora sólo falta comprobar si mis rituales surten efecto, si mis amigos han sobrevivido a la borrachera y si mi lavadora no se atasca e implota con toda la arena (y demás agregados) que se ha quedado pegada a mi toalla.
Hasta el año que viene, San Juan. ¡Y muchas felicidades a los Juanes y Juanas que me lean!
Aquí están nuestros deseos en proceso de quema