No estoy escribiendo estos días nada. Entre que estoy liada con varias cosas a la vez y que cuando quiero ponerme ya es tarde y estoy cansada pues no consigo centrarme ni un poco. También tengo que reconocer que cuando voy por la calle, y teniendo en cuenta que viajo en mi mundo en esos casos, tengo bastante facilidad para visualizar mentalmente escenas, palabras o frases que luego anoto. Hoy vengo a hablar de ellas y sus consecuencias.
¿Qué pasa cuando tu cabeza va un ritmo y tú a otro? Lleno el móvil de notas que termino pasándome por correo, trabajo luego con esas ideas o las paso a limpio, según, y van saliendo cosas. Y páginas.
Hoy vengo a hablar de uno de esos proyectos de los que no comento mucho (por no decir nada) y que, sin embargo, va haciéndose su hueco poco a poco y creciendo a su ritmo. Me apetece mucho venir por aquí con él porque parece que lo tengo un poco olvidado y, sin embargo, tengo ya terminada una décima parte de él.
Quizás ahora es cuando digáis que qué poco es eso, que para qué vengo a comentarlo. Puede que tengáis razón, pero es de esas cosas que me propongo ir construyendo poco a poco, sacando lo mejor de mí, y ahí va. Páginas de flores va tomando forma.
Aparte de eso hay más ideas en el tintero, pero tendrán que esperar lo suyo. Hay demasiadas cosas que quiero terminar primero.
Os daré una pista sobre Páginas de flores. Cada vez que termine una parte más os iré revelando algo sobre ella. Y hoy os digo que NO es una novela.
Qué será, será...