Como ya sabrás, porque en innumerables ocasiones lo he contado y volado al viento, uno de los géneros que más leo es la novela Romántica, por eso cuando escucho o leo algo como: «A mí no me gusta la romántica... tanto te amo, te quise mucho... No. Eso no va conmigo», solo tengo una respuesta posible: «eso lo dices porque no has leído la buena literatura Romántica». Porque no nos engañemos. No todo es bueno y no todo gusta. Siempre habrá alguna novela que por mucho que te entusiasme el género te parecerá aburrida, insustancial... que no merece la pena leerla y triste y doloroso adiós al dinero que invertiste en ella, lo que hace que no vuelvas a confiar, posiblemente, no solo en el autor, sino en ese género.
Hace algunos años, allá por mi adolescencia, comencé a leer Romántica histórica. Me encantaba perderme por esos lares en los que su autora sabía hacer que te perdieras por ellos sin sentimiento de culpa. Generalmente el Londres Victoriano, Escocia y sus highlanders, algunos piratas y sus incursiones en el mar que acababan en un idilio con alguna joven princesa terminaban por ser los escenarios escogidos por las autoras para la trama de cada una de sus novelas.
Con el tiempo descubrí una pluma muy especial que se centraba en el mundo contemporáneo y que supo captar mi interés desde el principio. No te hablo de otra, si no de Susan Elizabeth Phillips, muy conocida entre sus seguidores como SEP.
¿Qué escribe?
Susan Elizabeth Phillips
Imagen extraída de su web
Creo que su fama viene dada por las sagas que componen parte de su bibliografía: Chicago Stars, sobre el fútbol américano y Golfistas (con el Golf como tema de fondo).
Por suerte, se pueden leer independientemente, de esta manera no pierdo el tiempo en buscar la cronología de todos ellos, sino que me decanto por ir a la librería, buscar un libro que no tenga (en mi agenda voy tachando los que adquiero) y me siento a leer con total convencimiento de que me va a sorprender.
«Los héroes son mi debilidad», «Apenas un sueño», «Amor o chantaje», «Una chica brillante», «Este corazón mío», «Tenías que ser tú» «La primera estrella de la noche»... así podría seguir hasta completar el listado, pero mejor los vas descubriendo tú, porque te aseguro que cuando leas uno, seguirás con los demás.
¿Por qué leer este género y esta autora? Pues como ella misma dice en su web: «Because life's too short to read depressing books». La vida es demasiado corta para leer libros deprimentes. Y no pueden ser más certeras estas palabras. Sus libros son una apuesta segura para pasar un rato muy ameno alejada de la realidad cotidiana, esa que algunas veces nos supera y necesitamos desconectar sin movernos del sillón, junto al borde la piscina o en la orilla de la playa.
En muchas ocasiones, cuando cojo un libro escrito por un autor extranjero, me planteo ciertos interrogantes como si la novela ha sido traducida, ¿perderá parte de su originalidad? ¿Será capaz de transmitir el traductor lo que quiere decir exactamente el autor en cada párrafo? Tal vez sean tonterías, pero para solventar estas dudas, no dudé en ponerme en contacto con la traductora de algunas de las novelas, María José Losada, y fan incondicional de SEP y preguntarle algunas cosillas relacionadas con la traducción y esta contadora de historias que nos encanta tanto a ella como a mí.
1-. Si para un escritor es de vital importancia escribir una buena historia, para el traductor tiene que ser más importante aún lograr una buena traducción, ¿puede una mala traducción arruinar un libro?
Soy de la opinión de que un buen libro es muy difícil arruinarlo por completo, pero una mala traducción sí impide que brille.
Cuando traduces un libro con demasiada literalidad, sin adaptar lo que quiere decir ni reinterpretarlo para nuestro idioma, haces que el lector se detenga en la lectura. Es posible que la historia guste igual, pero no te llenará. Es posible que ni siquiera sepas por qué es, pero hará que ese libro no deje huella.
2-. ¿El traductor es fiel al texto escrito, o como pasa con los escritores, imprime algo de sí mismo en cada libro que traduce?
El traductor es fiel a la idea que transmite el texto escrito, pero luego tiene que adaptar las frases a cómo se dicen en nuestro idioma. El orden de las palabras no es igual en inglés que en castellano, y en inglés se suelen repetir palabras con frecuencia, algo que en castellano no queda nada bien. Además están las frases hechas, que tienen que ser las propias del idioma.
Otro tema son los juegos de palabras, que es, desde mi punto de vista, donde más se nota la mano del traductor (y donde más desapercibida debería pasar).
Por ejemplo, en un texto que tuve que traducir hace unos meses, una madre estaba enseñando a su hija a poner la mesa y le decía que los cubiertos con cinco letras se ponían a la derecha, porque claro, knife (cuchillo), spoon (cuchara) y right (derecha) tienen cinco letras. Eso no tiene sentido en castellano, así que después de darle muchas vuelta, en la traducción puse que a la dereCHa van los cubiertos con CH, como cuCHara y cuCHillo. Aunque sea poca cosa, es una contribución de esta traductora a ese texto en concreto.
3-. Como traductora de algunos libros de SEP, ¿qué destacarías de su valor literario?
Todo. Tienen historias bien tramadas, con personajes fuertes y perfectamente definidos, y además escribe deliciosamente bien. Controla el tempo de los libros, los domina y sabe perfectamente a donde van. Diálogos ágiles, descripciones que te hacen ver los escenarios. Es capaz de definir el carácter de un protagonista con una sola escena, y eso lo consiguen muy pocos escritores.
4- ¿Qué anécdotas recuerdas de tu trayectoria como traductora?
Pues la que cuento siempre es lo que me ocurrió cuando traduje mi primer Shayla Black… Resulta que es un libro que trata de una manera muy gráfica el tema del BDSM, porque el protagonista es un Amo y ella descubre que es una sumisa. En ese momento no tenía ni idea ya no solo del tema en sí, sino que no conocía los aparatos y juguetes sexuales que se utilizaban… Tuve que buscar información en todas las escenas, así que quien investigara en ese momento las páginas por las que navegaba, seguramente se quedaría a cuadros.
5-. ¿Qué obstáculos encuentras, o has encontrado alguna vez, a la hora de traducir?
Hay dos obstáculos principales a la hora de traducir, uno son los ya mencionados juegos de palabras, hoy mismo me he encontrado con un Bee-autiful, estuve un rato dándole vueltas (risas). Y otro son los posesivos; en inglés, el uso del posesivo es distinto por género —his y her—, mientras que en español es solo su… En esos casos hay que hilar muy fino y aprovechar los juegos que da nuestra lengua… sobre todo en las escenas de cama ;-)
6- . Finaliza con tu opinión sobre el trabajo del traductor.
Siempre he dicho que el trabajo del traductor cuanto mejor es, menos se habla de él. Porque la esencia misma de una traducción es que pase desapercibida, que el lector se enfrente a un texto que parezca escrito en nuestro idioma. Cuando es así, cuando el lector se siente satisfecho de la lectura, rara vez tiene en cuenta que ha habido una persona que ha interpretado ese texto y se lo ha hecho llegar. Y es así como debe ser.
Como ves, tanto María José como yo coincidimos en los aspectos que más destacamos de esta autora y que se termina convirtiendo en eso, en escritoras que no defraudan.
Y tú ¿qué autores sigues que siempre lees cuando sale su último libro?
Tal vez, en otra ocasión te cuente más sobre el otro género que tanto me apasiona como la novela Romántica.