los "atletas" olímpicos
Bienvenidos a las olimpiadas a la boliviana. Una competencia singular donde los dirigentes de las asociaciones deportivas compiten para acompañar al presidente del Comité Olímpico Boliviano en su viaje a la cita olímpica internacional. No hay sitio para todos. Es menester hacer los suficientes méritos para ganarse el pasaje: compadrerío, amiguismo, nepotismo, tráfico de votos. Cada cuatro años la misma hermenéutica. El penúltimo presidente del COB se eternizó durante 20 años, menos mal que no llegó a los 25 años de servicio sacrificado, de lo contrario hubiera exigido jubilación. Eso sí, nadie le quita lo viajado, miles de millas acumuladas, hoteles a todo lujo y jugosos viáticos. Y decía que lo suyo era honorario, porque el COI no paga sueldos, ni el estado boliviano porque no tiene tuición. Y sin embargo, es impresionante el interés por hacerse con algunos cargos cada vez que se efectúan pantomimas de elecciones. Cada año, el COI desembolsa cientos de miles de dólares para el comité boliviano. Este año, asignó un presupuesto de más de 800.000 $us, según confesión de la misma tesorera del COB. La jugosa “limosna” se pierde en los manejos discrecionales de los directivos. Apenas llegan migajas a los verdaderos destinatarios. No hay entidad independiente que fiscalice los gastos, el COI está demasiado lejos o demasiado ocupado con otros escándalos. Es elocuente el cúmulo de quejas cotidianas de los atletas por las trabas burocráticas a los que los someten cuando solicitan fondos para sus actividades de entrenamiento. Los viáticos no llegan a tiempo, no hay uniformes, ni equipamiento adecuado, ni salarios decentes para los entrenadores. Y estamos hablando de deportistas de élite. Ser atleta en Bolivia es una actividad quijotesca, una pérdida de tiempo, algo cercano a la boludez. Ni las empresas privadas quieren patrocinar o lo hacen escasamente porque el atletismo no vende como el fútbol. Los niños no admiran a un frugal maratonista, prefieren a un futbolista juerguista. Con estos antecedentes, el dinero donado por el COI es vital o debería ser. Con el paso de los años, los países chicos o sin trayectoria olímpica, paulatinamente van superando sus marcas propias y en consecuencia incrementan el número de atletas participantes. En Bolivia sucede lo contrario: rebajan los atletas pero nunca disminuyen las delegaciones, rellenadas con dirigentes y sus allegados. Es indignante que nuestro país, para la cita de Londres, apenas haya llevado a 5 deportistas, tan pocos que hasta me he aprendido sus nombres. Son famosos por su rareza, da igual el deporte que practiquen. Estados insignificantes como Andorra, Malta o las islas del Caribe han llevado más atletas. “Son 1.235.496 dólares los que se han gastado el año pasado en Comité Olímpico en 26 ítems, que contemplaba, entre otros, becas para los deportistas para los Juegos Olímpicos (Londres)con una suma total de 140.000 dólares”, declaración de Ernesto Murillo, destacado periodista especializado en olimpismo. El dato revelador lleva a preguntarse dónde se ha esfumado el dinero, ya que no parece haberse invertido en la preparación de los suficientes atletas, tal como lo demuestra la minúscula representación. Aún más, como muestra de la pobreza espartana de nuestros deportistas, se observó las zapatillas envejecidas con las que entrenaba la única representante de la disciplina de marcha. La misma tesorera del COB, reveló que la indumentaria deportiva fue donada por una entidad bancaria y por el logotipo comercial no podrá ser utilizado en Londres, así que la delegación se verá obligada a portar otro uniforme, ajeno al tradicional verde. A ese extremo llega el grado de improvisación. Todo este escándalo no se hubiese destapado de no ser las propias rencillas entre el presidente y la tesorera del COB. A esto se sumaron las denuncias de otros actores. Todos estos días hemos visto a través de la televisión una suerte de guerra de trapos sucios entre los principales dirigentes. Entre acusaciones de ida y vuelta, nos hemos enterado de cómo se manejan estos asuntos turbios: para empezar, según la tesorera, Silvia Crespo (nada que ver con este servidor), al presidente del COB, Edgar Claure “se le entregó 6.830 dólares por concepto de viáticos y otros 9.000 dólares para el pago de una suite matrimonial en un hotel de cinco estrellas en Londres. Mientras que otros tres dirigentes percibirán entre 1.500 y 3.000 dólares”. En contrapartida, -aquí viene lo absurdo y vergonzoso- a los verdaderos representantes, los atletas, sus entrenadores y un médico, se les asignó la miserable suma de 300 dólares por cabeza para toda la estadía, con la excusa de que ya tienen todo pagado por alojarse en la villa olímpica. Mientras los dirigentes tienen todo el dinero para pasearse a gusto por todo Londres, los atletas no podrán salir ni a tomarse un helado o comprarse algo de ropa en una de las metrópolis más caras del mundo. Esta es la manera de premiar a deportistas que se sacrifican y entrenan a pura voluntad. Al paso que vamos, no creo que viva lo suficiente para ver que algún atleta nacional gane la primera medalla para el país. Ya no conservo el dato de cuándo empezaron los modernos juegos olímpicos. Hace mucho que vamos de bulto, se hace eternidad. Eso sí, los únicos medallistas son las sanguijuelas que fungen de dirigentes, siempre optimistas, siempre diligentes para alistar la maleta de viaje. La palabra “olímpico” es sinónimo de asco, por lo menos en Bolivia.