Una foto de nosotros dos

Publicado el 28 noviembre 2017 por Atom Cobalto

Hoy me salió de la nada una foto tuya y mía. Se nos veía tan felices... Y me derrumbé envuelto en "por qués" y suspiros esféricos.
Qué nos pasó para llegar a donde hemos llegado. Qué especie de infortunio cayó sobre nuestras vidas haciendo añicos nuestros corazones. Qué justicia poética hemos pagado del pasado para que el presente sea tan frío como el hielo.
Dios....se nos veía tan enamorados...
Me cuesta creer que todo fue mentira. Que pudiera llamarse de otra forma o manera pero que no fuera amor....
Me enlazabas con tus manos alrededor de mi cuello. Sentía tu piel cerca de mi rostro y, tus brazos me embriagaban con tu sensual perfume que brotaba de tu misma piel.Olías a canela y limón. Nos brillan los ojos, hablaban las miradas, degustábamos el futuro. Un futuro que ahora es estéril. Un presente que nos trata como dos extraños heridos por una misma flecha.
Casi no te reconozco. Es como haberte soñado y haber despertado de golpe. Y es que me duele la realidad.
A estas alturas es de necios buscar un culpable entre los dos. Estoy tan seguro de que no fue culpa mía como lo estás tú de ti mismo. Luché tanto por ti que es como cuando un niño hincha demasiado su globo y le estalla en la cara. Se pregunta: qué he hecho mal. Y no sabe contestarse.
La fotografía me recuerda lo que quise y no pudo ser. Me siento traicionado de la extraña forma que lo sientes tú. Y eso me da desazón.
Volvería, quizá, a retroceder en el tiempo. Quizá no para volver a estar contigo, sino más bien para darme cuenta por qué tanto dolor, de dónde es su origen, en qué fallamos si es que hemos fallado alguna vez...
Mi mente, mi mayor enemiga, observa la fotografía y se imagina lo felices que pudiéramos haber sido, de antemano, idealizando cualquier momento, sin ser fiel a la realidad....Y me duele. Me duele mucho tu ausencia....porque has roto mi confianza. Y sin confianza no pude haber amor puro.
Déjame, mi amor, que siga haciéndome castillos en el aire con nuestros recuerdos. Sé que me hago daño pero, créeme, mucho menos que el sentir tu ausencia.