Revista Diario

Una Historia, Misión de Madre

Publicado el 09 mayo 2010 por Jorgeluis

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¿Qué desea una madre para su hijo? ¿Cómo busca formarlo para la vida? ¿Qué valor representa la violencia para darlo a alguien que se ama? ¿Gasta el tiempo una madre educando para crear un monstruo?

Claramente que no, el recuerdo que tengo de mi madre en particular siempre es de optimismo en el día a día, deseo de superación y crecimiento, en resumidas cuentas ser una persona de bien.

Yo doy gracias no sólo por mi madre que siempre me apoyó a su manera, a pesar de su poca preparación académica, sino que lo hago también por todas las madres que día a día se levantan para llenar de esperanzas a sus hijos, siento que si la mía por mí lo hizo generosamente, no dudo en pensar que toda madre hace lo mismo con los suyos.

Madres, no dejen de seguir soñando con hijos felices, donde sembrar el odio no es el camino para ningún hijo, sus esfuerzos no pueden ser opacados por un mundo donde el amor lucha por vencer todo sentimiento egoísta.

Miren en María un modelo especial, que seguro fue la fuerza para Jesús al rechazar aquellos Zelotas que querían ver en Jesús a un radical violento, pero que el Señor nunca apoyó, por el contrario, se preocupó de llamarlos al amor que da la vida por sus amigos.

Quizás no es fácil para ti madre de hoy, donde pareciera promoverse la violencia como cultura, mirar a tus hijos felices, pero no te canses de sembrar amor en el regalo más grande que Dios te ha dado: tus hijos, se los dice no solamente un cura, sino además alguien que fue parido por una mujer y sintió el esfuerzo de ella por dejarme capaz de enfrentar la vida, cuando ella no tuviera.

En este día que además es dedicado a María Santísi-ma, hay los suficientes testimonios que comprueban que ella está allí siempre como madre de todos. Que María sea tu medida para amar como madre, entregarse como madre y morir como madre.

Con sus palabras sencillas pero muy profundas, recuerdo que ella me decía: “Hijo, uno siempre necesita de los demás, hasta de los perros…”; con la intención clara de enseñarme a valorar a todos por igual, a no despreciar. Si yo gocé de esa dicha por qué sus hijos no pueden también vivir esa experiencia que marca la vida.

Recuerda: tus hijos heredarán el mundo que les enseñes a construir, para que cuando llegues delante de Dios, no te preocupes que te pregunte por ellos, porque entonces Él los escuchará siempre pidiéndote  la bendición, y sólo se pide la bendición en aquel que siembra amor y paz en el corazón.

¡Bendición madre!


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