Una idea…
A veces me parece que emprender es como un arte, uno mira un cuadro y se pregunta ¿la gente de verdad paga por esto y de verdad se lo pone en la pared? Lo podría pintar yo o mi sobrinito de 5 años. Lo admito, lo pienso a veces con toda mi ignorancia.
Con emprendedores y emprendimientos a veces pasa algo parecido. La gente tiene ideas de negocio muy raras donde uno se pregunta ¿Cómo es posible que se hayan lanzado con esto? ¿Cual era el motivo?
El motivo principal por el cual pensamos en emprender es la idea de negocio.
Muchos de nosotros la conocen, nos estamos duchando (las estadísticas comprueban que el 40% de las ideas se nos ocurren en el baño) y de repente se nos enciende una bombilla. Salimos corriendo de la ducha para apuntarlo en cualquier sitio para que no se nos olvide. Muchas de estas ideas las descartamos al pensarla un poco más y estudiarla (por ejemplo después de descubrir que su implementación no es legal en nuestro pais, como en el caso de una de nuestras ideas como la subasta de viviendas). Pero en alguna de estas ideas creemos verdaderamente y pensamos seriamente en lanzarnos a hacer negocio. Estamos decididos a hacerla realidad.
Lamentablemente la idea no es todo y sobre todo no es un motivo. Eso por lo menos nos dice Fernando Trías de Bes en su libro “El libro negro del emprendedor” (que recomendamos leer). ¿Pero si la idea no es un motivo para emprender cual es entonces? ¿Y sobre todo porqué la idea no es un motivo para emprender si muchas veces es tan estupenda? La respuesta es muy simple y parece lógica si lo pensamos…¿Se pueden hacer grandes cosas sin estar motivado por hacerlas? ¿Si hacemos algo sin ilusión nos sentimos llenos y felices? Creo que no. Y esta es la clave, la motivación y la ilusión por emprender y no la idea en si.
La actividad en si misma, montar la empresa, pensar en planes de negocio, buscar financiación y información, hacer plan de marketing sin tener mucha idea sobre esto, aprender cada día cosas nuevas, visualizar la empresa ya funcionando, pensar en toda la inseguridad que viene cuando uno trabaja por su propia cuenta (ya no tienes jefes ahora te lo comes todo tu), pensar en crear algo desde cero y verlo hacerse grande poco a poco con muchisimo tiempo dedicado, eso es lo que llena al final y no la idea en si. La idea es solo un kayak, no va a ningún sitio y menos sin tripulantes que remen fuerte y sin descanso.
Fernando Trías de Bes propone en su libro un ejercicio muy simple pero a mi me ha parecido útil. Hay que responder a la pregunta ¿Me motiva montar mi negocio sin esta idea en concreto? Si respondes esa pregunta con un SI entonces es probable que tengas sangre emprendedora.
Cualquiera de los motivos para emprender puede ser válido y dejar de serlo cuando no haya motivación e ilusión por el hecho de emprender.
Así que estudia tus motivos y las motivaciones. Al final los motivos no importan si te ilusiona y apasiona la aventura de crear tu negocio.
Te recomendamos leer frases para emprendedores, por si te falta motivación.
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