Una lección de generosidad

Publicado el 12 abril 2012 por Hogaradas @hogaradas

Por Hogaradas
Hoy he recibido un regalo, uno de esos cuyo valor monetario no tiene ninguna importancia si lo comparamos con la historia que hay detrás del mismo, la de alguien a quien en su día ayudé a salir adelante y hoy, en mejores condiciones que por aquel entonces, se ha acordado de mí y ha querido agradecérmelo así, con este regalo.
Estas son las razones que siguen manteniéndonos vivos y que nos ayudan a levantarnos día tras día, a pesar de todos los sinsabores con los que muchas veces nos encontramos, porque realmente merece la pena encontrarte con personas así en el camino, ante las que de pronto te sientes tan pequeńa, vista su enorme generosidad, esa que muchas veces solamente poseen los que no teniendo nada, en el momento que cambia su suerte te ofrecen algo de eso que tantos esfuerzos les ha costado conseguir, la de quien teniendo muy poco todavía encuentra algo con lo que obsequiarte, por muy pequeńo que sea.
Pero muchas veces falta simplemente un gesto, un abrazo, una sencilla llamada telefónica, una seńal que nos haga sentir que nuestro trabajo realmente merece la pena, que al margen de trabajar para vivir, contamos con el don ańadido y tan difícil de conseguir, de disfrutar con lo que hacemos, y de que el resumen mensual sea mucho más grato que una cantidad determinada de dinero, porque lo componen un montón de historias de personas anónimas de cuyas vidas hemos pasado a formar parte, y que también permanecerán en la nuestra, a través de nuestra memoria, para siempre.
Si la semana no había empezado como hubiera querido, reconozco que a medida que han ido avanzando los días, también los vientos han ido cambiando y soplando a mi favor, con pequeńos gestos como éste y alguno más que me han hecho sentirme querida, motivo suficiente para que me encuentre, a día de hoy, así de bien.
Hoy me voy a mi casa con mi regalo, con el abrazo, el beso y la generosidad de quien me lo ha traído, me voy con el recuerdo de su sonrisa y con el firme propósito de no apartarme de mi camino, este que creo que es el más correcto, quizás el más dificultoso, puede que la ruta más larga, pero no importa, es el recorrido con los mejores paisajes, los mejores compańeros de viaje, y el que a la larga, estoy segura, hará que me sienta mucho más feliz.