Esa chica era de las que no se rendían en perseguir lo que de verdad le gustaba, no desistía en el mundo literario. Su sueño era escribir un libro, pero un sueño más cercano era quedar finalista en un concurso literario. Inesperadamente ese se cumplió en un par de segundos, en un día de lo más corriente haciéndolo inolvidable, al igual que las palabras de aquel señor. A veces, cuando todo parece de lo más normal y aburrido, llega algo que le enciende la chispa al día y cambia de color. Esa chica no buscaba conseguir premios, su objetivo siempre fue sacar sonrisas a los demás con sus letras y palabras. Sí, esa chica soy yo.
El hecho de llegar hasta ahí, sin haber tenido a alguien que me enseñase en el precioso mundo de la escritura, es algo fascinante. Quede en la posición que quede, ya me siento ganadora conmigo misma, porque este gran empujón me ayudará a ser imparable con mis objetivos y sueños.
Cuanto menos crees que te mereces algo o cuando piensas que lo que deseas es imposible, lo consigues. La humildad es la clave del éxito.
Gracias por seguir y estar ahí siempre. ¡Os informaré!