En las protectoras de animales, a las que ya les dediqué un artículo hace tiempo, siempre hay camadas enteras de perritos abandonados. Así que dónde mejor que conseguir uno que ahí. Salvas la vida, no de uno, sino de dos perros. Del que das un hogar y del que puede entrar en su lugar al refugio.
En fin, que nuestra nueva amiguita se llama Noa. Una inteligente cachorra de 3 meses que ya ha comenzado, cómo no, con su adiestramiento. Se hará más grande que Lluna, qué digo, ya es más grande! aumenta casi un kilo por semana, y está practicando autocontrol, pasear sin tirar, acudir cuando la llamamos y un montón de cosas más. Todo lo pilla al vuelo. Y eso que la tenemos hace 2 semanas.
Noa dándose un baño
Por si os interesa saber más sobre adiestramiento, sé lo que me enseñó la adiestradora de Lluna y lo que he ido aprendiendo por ahí, pero os puedo recomendar varios trucos:- El perro es un animal de costumbres. Hará lo que aprenda a hacer que le funcione, por eso es mejor adiestrarlo cuanto antes, para que no aprenda nada malo. Si prueba a hacer algo malo, hay que dejarle claro que eso no lo vamos a tolerar. Hay que demostrarles nuestro enfado con un simple grito y un toque de atención para hacerles entender que eso no. Siempre de la misma forma, que los perros no tienen un repertorio tan amplio como los humanos para expresar emociones. Y siempre con constancia. No vale reñirles unas veces sí y otras no. Necesita practicar muchas veces. Además, este aprendizaje tiene 2 partes. La del no y la del sí. Esto no, pero esto sí. Por ejemplo: si no queremos que roa los muebles, hay que hacérselo saber y darles una alternativa, porque de cachorros pasan por una época en la que cambian los dientes y les gusta mordisquear. Se les puede dar juguetes, mejor si son de distintas texturas, colores y formas. La clave está en los premios (golosinas para perros y mucho cariño). Hacerles ver que estamos contentos con él, es el mejor premio.
- En valenciano, tenemos un refrán que dice: "Qui no té faena, el dimoni li'n dóna" (quien no tiene faena, el demonio se la da). Así que tenemos que enseñarle a jugar, a entretenerse. Pasar tiempo con él, enseñarle a calmarse, a no tener miedo, dejarlo dormir tranquilo y enseñarle a que nos traiga la pelota, que busque, que ladre y cace. En definitiva, que desarrolle las habilidades propias de su especie. Esto le dará confianza y equilibrio.
- El perro es un animal jerárquico, es decir, que tiene su jefe. Por norma general, el jefe tiene que ser su dueño. Por tener un perro no se es necesariamente su jefe. Hay que ganárselo. Hay muchos tipos de jefes, pero todos suelen tener estas características. Dan seguridad, protección y comen primero. No dan miedo, ni le tienen miedo, ni se subordinan al perro. Es decir, el perro intentará ganar terreno a su dueño, desafiarle, pero el dueño debe mantenerse firme. Si ha dicho que no se tira de la correa, no se tira. Si ha dicho que no se roe los muebles, no se roe. Si no hay que subirse a la mesa, no se sube. Nunca. Porque el perro sabe lo que sí puede hacer. Sabe cómo se pasea, tiene sus juguetes para roer y tiene su espacio para jugar. A veces se comete el error de no regañarles porque estamos cansados. En ese caso el perro aprenderá que puede transgredir las normas cuando nos vea cansados. Esto puede ser malísimo para la convivencia.
- Y una cosa muy importante. El perro aprende el lenguaje de su jefe, pero con un límite. Por eso, nuestra comunicación con él tiene que ser simple y a base de repetir las mismas rutinas, el perro las aprende. Nosotros también aprenderemos su lenguaje. Sabremos cuándo le molesta algo y cuándo quiere jugar.
- Algunas costumbres humanas no sirven para los perros. Nosotros compartimos la comida, comemos todos juntos en la mesa. Darle al perro cuando nosotros estamos comiendo les provoca ansiedad. Es mejor que coman luego. Otra costumbre es el saludo y la despedida. Cuando llegamos a casa debemos saludar primero a las otras personas que estén en casa y al perro hay que saludarle cuando se calme. Si no, lo pasará mal cuando nos vayamos de casa deseando que lleguemos. Al irnos, no hay que despedirse con demasiada efusividad. Simplemente con un "hasta luego" basta. Si no, puede que se quede llorando. El perro vive el momento y adora la compañía, por lo tanto, puede malinterpretar las despedidas y quedarse intranquilo.
- A parte de adiestrarles, hay que proporcionarles un cuidado adecuado. Su agua fresca y limpia siempre disponible, su comida, sus juguetes, sus paseos, sus excursiones, su higiene y salud, la compañía, el cariño. Con esta parte bien cubierta, tendremos un amigo feliz, que nos aportará mucho amor. Dedicar tiempo a adiestrar a nuestro perro, nos dará muchas satisfacciones y conviviremos mejor con ellos. Con cada cambio de rutina, hay que estar atento a que el perro la aprenda y se adapte.
Si queréis aclaraciones sobre lo que he escrito, podéis preguntarlo en los comentarios. También me puedo haber equivocado, si veis un error, por favor, decidlo. De todas formas os recomiendo que vayáis a un adiestrador profesional. Lo que comparto es lo que a mí me está funcionando y de todas formas es muy general y basado en la lógica de la psicología humana, que a veces se ha probado antes en perros. De veras, un adiestrador profesional sale barato si tenemos en cuenta lo que nos vamos a ahorrar en cortinas, muebles, decoraciones y disgustos varios.
Un abrazo y gracias por leer.