Que más hermoso ver tu rostros pegado al vidrio por la ventana. Mientras el anochecer se perdia con la madrugada, abracé un inmenso deseo de no partir, entonces retraté el rostro y el fogoso momento, que aun dejaba caliente el cuerpo a pesar de la fria noche. La humedad de tus besos aun deleitaban mi goce interno, no fue por amor, fue por fisica pasion que no te quise abandonar… pero asi tenia que ser.
Avancé sin mirar lo que habia fotografiado hace un momento, y continue mientras me perdía en la madrugada. Retorci mis manos, dentro de los bolsillos de la chaqueta y mordí mis labios para calmar la ansiedad que me indundaba.
Mientras me acercaba al otro mundo que me esperaba, iniciaba una transformación lenta… como la mariposa, guardando para mi, ese ultimo instante contigo.
Entre al hogar ahogado por la compania, por el deterioro que me corroía los huesos. Acaricie tus cabellos, viajé por tus formas, cual escultor y su arcilla, quería traer en mente.. esos recuerdos, esos momentos que rodaron en las sabanas y se perdieron en el tiempo. No habia resentimientos, sino, una pasión olvidada, un amor pasajero, una compania que perduraba y perduraba.
Te abracé, besé tu cuello, apreté tus nalgas en mis manos… Te estremeciste, y susurré en tu oido un “shuuu no pasa nada”, te sorprendió mi carino repentino, disfrazado de carino el remordimiento afloraba. Tus deseos se despertaban, dormidos en el desprendimiento y en el amor sano. La dureza de tu miembro, dejó ver la pasión que aún corria por tu sangre, y dentro de tus afectos hacia mi. Enlodada aún con los fragmentos de una tibia traición, desnudaste mi cuerpo con acelerados movimientos y besos profundos que se congelaban en el fuego del deseo. Me hiciste recordar, mientras estabas dentro, en cada gemido, en cada lagrima, en ese extasis infinito de ese momento, porque te anhelé muchas veces. Este cuerpo enlodado de traición, de gozo, de remordimiento, rodaba entre tus manos, se banaba con tu pasión desbordante, con tus besos produndos.
En una danza de erotismo, mientras me estremecias con cada estocada de tu sexo, me penetrabas el corazón con tu mirada, tus fuerzas no flaqueaban… enloquecia, pero el gozo me dejó muda, me dejó debil..
Te recordé como el primer dia.
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