Una Ondina en el Allí

Publicado el 22 febrero 2012 por Maricari
Ella era Ella ysiempre miraba por dónde pisaba para evitar dañarse los pies y se enrollaba en ellos unas hojas grandes de un árbol que no supo pronunciar porque tampoco sabía escribirlo; pero al que volvía cada vez que destrozaba sus suelas por andar entre las rocas para ir todas las tardes a ver la puesta de sol.
Tampoco sabía que ese círculo redondo del cielo era el Sol, ni qué era un círculo o redondo, pero en su cabeza tenía presente que cuando esa redondez caía sobre la línea del horizonte, aunque jamás lo llamaría así, horizonte, dejaba de ver la bola redonda y el cielo se llenaba de colores ardientes, rojos, violetas, naranjas, amarillos, en todas sus gamas, y no podía explicar lo que era una gama ni nombrar esos colores, pero en sus recuerdos habitaban, porque cada tarde le saludaban y Ella les sonreía, y les decía hasta mañana, aunque no tenía conciencia del mañana, ya que siempre fue única y sola, que no es lo mismo.
Resumiendo, le faltaba tener conocimientos y saber nombrarlos, pero amaba los colores, sentía dentro lo que era ese sentimiento.
También sabía que su mundo era verde y el cielo azul, de muchos verdes aunque no podía escribir Verde ni pronunciarlo, nadie le había enseñado. Era dueña de troncos marrones y fruta de muchos sabores y jugos, pero no tenía por qué llamarlos de ninguna manera, nunca necesitó ponerles nombre. Aunque tenía preferidas, pero no había nadie que le dijese que las ricas eran Mangos, y que las que menos le gustaban eran Cocos, porque no fue capaz de averiguar qué tenían por dentro, no rompió ninguno porque allí no había piedras, y ella, ni sabía dónde era Allí, ni que para romper los cocos a alguien se le había olvidado poner piedras en el Allí, o estrellar un avión con una caja con 2 patines sobre hielo, ni qué eran 2, ni qué era un avión, ni qué era una caja, ni mucho menos... hielo.
Pero tenía conciencia de que cuando el sol explotaba en esos colores, rebotaba al otro lado algo desteñido,  blanquecino como la savia de algunas plantas, pero no sabía qué era savia, ni blanco, pero lo sentía muy cercano, imaginaba que podía alcanzarlo con la mano, ¿mano? impensable en su cabeza que sus 5 dedos fueran una mano, ¿dedos?.. ¿2, 5?...
Ella no sabía que era otro astro, la Luna, pero con ella llegaba el sueño y su dormida. Salía aprisa de entre las rocas con mucho cuidado de no caer al agua, pues una vez resbaló y casi se ahoga, no supo cómo pero flotó y consiguió salir aunque no veía nada y sus manos terminaron sangrando rozadas contra las rocas, aunque al líquido que brotaba no lo llamó sangre, solo ay, ay... y estaba densa, cálida y sabrosa, estuvo mucho rato lamíéndose sus heridas.
Con el buen tiempo y los días más largos, era buen tiempo porque no caía agua de arriba y estaba el sol caliente y, los días eran largos porque le daba tiempo a dar la vuelta al Allí, si iba hacia un lado el mar le acompañaba en su vuelta en el brazo más flojo, y si iba hacia el otro lado, el mar siempre le acompañaba en la mano que tenía 5 dedos y empuñaba el palo, pero no sabía que era Mar, solo mucha agua salada. Ella tenía suerte, siempre le acompañaba su sonido y eso sí lo controlaba aunque ni idea de que era un día.
Le atraía mucho el mar, desde pequeña, sus olas con el vaivén, pero no sabía que eran olas, solo que el agua se movía ahora allá, ahora acá,... y decidió acercarse a las rocas, a meter sus 5 de abajo en el agua... y cayó otra vez.
Pero hoy era de día, Ella tenía sol, y al caer dentro del mar, observó que podía ver mientras se hundía; respirar no, aunque lo intentó y se puso algo nerviosa pues tragó agua salada, pero enseguida se le pasó al descubrir...

... YElla vio que había más bichos pero no sabía sus nombres...

... Y flores azules... Pero no sabía decir flores... Ni azules...

... Y un animal se llevaba una concha como las que recogía en la playa...

... Y había árboles... Pero no sabía decir árboles...

... Y grandes tentáculos... Pero no sabía escribir tentáculos... ... Aunque a Ella le asustaban...

... Y colores como los del sol cuando llegaba la hora de dormir...

... Y más colores que se le antojaban alegres...

... Y muchos más...

... Y soles que no alumbraban pero eran redondos...

... Y le gustó este nuevo Allí....

... Y esperó que sonase el ruido del mar de la boca de ese animal...  

... Pero todo era silencio... Y cosas extrañas...

... Y decidió quedarse a vivir en el nuevo Allí...  Y les dijo a todos... ... Llamadme Ondina aunque yo no sepa escribirlo.
Gracias Noelia  por enviarme el Allí...fotos tomadas de Click here: Dakuwaqa's Garden - Underwater footage from Fiji & Tonga - YouTube
P.D.: "La vida es un continuo aprender de los demás y adaptarnos a nuestro Allí"
{¡B U E N A_____S U E R T E!}
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