Revista Literatura

Una perspectiva incómoda

Publicado el 21 julio 2011 por Migueldeluis

Se dice que se aprende de la vida más en la calle que en los libros. En ambos aprendí lo que voy a compartir. Os acordaréis del señor José Ortega y Gasset y del “yo soy yo y mis circunstancias”, supongo. Y es que esas circunstancias nos dan un punto de vista. Y es como cuando te subes a una montaña, lo ves todo de una determinada manera. Luego vas, bajas un poco y lo ves desde otro lado y puedes notar cosas que antes ni siquiera estaban allí. Bueno, pues decía el bueno de José que siempre percibimos todas las cosas — y esto incluye la ciencia, Dios y tu concepto de familia — desde una perspectiva concreta. A esta teoría, así a grosso modo, lo llamaba perspectivismo.

Una perspectiva cómoda

La perspectiva desde la que ahora examinas el mundo es la perspectiva cómoda. Desde ella intentas darle sentido a la vida, das formas a tus esperanzas y te relacionas con los demás. Te encuentras con otras personas que más o menos tienen tu misma perspectiva y con ellos te sientes bien. Las cosas van como deben, desayunas, vas a tus obligaciones, te diviertes, duermes, todo según el plan.

Y también está la otra perspectiva…

La perspectiva incómoda

¿Se puede estar cómodo hablando con un drogadicto? ¿Rezarías a gusto con un bautista conservador? ¿Y con un católico? ¿Sabías que hay quien se siente ambos a la vez? ¿Pueden dialogar sobre la fiesta de los toros un taurino con un animalista? ¿Se ponen en la perspectiva del otro? ¿Es posible?

Yo creo que sí, y sé que merece la pena. Se llama dejarse enseñar.

¿Y qué me puede enseñar un nazi?

Cuando estudié metafísica le hice esta pregunta a mi profesor, que entonces me estaba abriendo a Levinás. Falta una respuesta fácil. Quizás sea mejor fijarse que el nazi no existe, lo que existe es la persona que profesa una doctrina nacional-socialista. Dejándose a la persona que en realidad existe, se puede aprender por qué se llega al nazismo.

¿Y no hay peligro de llegar al nazismo? Sí. Pero ¿sabes qué? Los que siguieron a Hitler se olvidaron de aprender de los oprimidos.

Una lista de maestros incómodos

Por terminar, y a modo de ejemplo, ahí va una listilla de maestros incómodos, gentes de las que a veces olvidamos que son en primer lugar personas y no los objetos que hemos construído en nuestra mente:

  1. Áquel a quien no escuchan
  2. El que hace bullying (En inglés se dice bully y viene a significar abusón)
  3. El que recibe bullying
  4. La víctima
  5. El violento
  6. El que vende pañuelos en los semáforos
  7. Esa parte que te escondes de tí mismo.

Éstas son perspectivas incómodas. ¿Difícil? Pues sí. La bondad requiere valor… pero también inteligencia, empieza por algo simple. ¿Vale? Cuando seas capaz de dejarte enseñar por alguien que considerabas un poco raro, ya habrás dado un paso inmenso.


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