Sería posible que la inspiración estuviera jugando a confundirme. Levantarse un domingo soleado y no saber que decir, ¿mejor entonces no decir nada?.
Me llamas con voz ronca de trasnoche y me preguntas qué tal estoy, ¿y tú, princesa? Tardas en reaccionar, como mi musa. ¿Y si fueras tu mi musa secreta? Ese pensamiento me hace sonreir, si fueras tu mi musa, los fines de semana estaría esperando la inspiración hasta el lunes por la mañana.