Revista Talentos

Una reunión de cancilleres sin cancilleres

Publicado el 15 mayo 2013 por Perropuka

Una reunión de cancilleres sin cancilleres
Dijeron que iban a llegar 23 cancilleres de los 34 estados miembros de la OEA a la tranquila y terapéutica ciudad de Cochabamba. Elegir un valle de clima atemperado donde se mecen los sauces al son de la brisa no es casualidad. Las plantas todavía florecen a medida que llega el invierno y los pájaros revolotean en los jardines de los hoteles… ¡qué bonito!
Llegaron apenas tres cancilleres, los de Ecuador, Brasil y Argentina, y el nuestro que se vino volando desde La Paz a coordinar todo y ejercer de anfitrión. De no ser por estos tres países hermanos, de vecindario y de lucha revolucionaria, esto se habría convertido en un paseo. Así fue, como diría Juan Gabriel.
Buenos anfitriones somos. “¡Valerosos cochabambinos, ante vuestras macanas los visitantes tiemblan (de emoción)!” dicen que no dijo don Esteban Arze, patriota de los ayeres independentistas. Como ya no es temporada de choclo y quesillo, qué pena, tuvimos que recurrir al ingenio criollo para recibir a los viajeros de lejanas tierras. Alfombra roja, cholitas vallunas con guirnaldas de flores y arcos de platería dieron la bienvenida en la terminal aérea, mientras se oía de fondo una banda militar que interpretaba cuecas tradicionales. No se ha visto a ningún visitante besar el suelo como lo hizo Juan Pablo II cuando aterrizó en suelo cochabambino. Aquello era tener estilo, lo demás son macanas.
Finalmente, sólo arribaron 18 delegaciones de las 23 previstas para participar en la Segunda Conferencia de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.La “oportunidad histórica de reformar algunos aspectos de la OEA” se convirtió en una singular exposición de turismo y productos exóticos. Por lo menos, eso fue lo que más resaltó en el salón de convenciones, adornado con una presentación muy primorosa de arreglos florales, penachos de quinua, tejidos andinos y adobes de barro como perímetro de contención. Bellos fractales con aire rústico que se robaron las miradas de los asistentes. 
Para discutir un asunto de vital importancia se reunieron los burócratas de las cancillerías respectivas: el urgente traslado de la sede de la CIDH. Jode de sobremanera que los yanquis tengan las oficinas centrales en Washington, y que se pongan a pontificar sobre cómo deben manejar los estados miembros el asunto de los Derechos Humanos. Así pues, la CIDH es acusada de atribuirse competencias por encima de los estados. Precisamente, los países del ALBA son los más críticos con las resoluciones de la CIDH a quien acusan de parcializarse contra ellos. Evo Morales, amenazó en reiteradas ocasiones con retirar a Bolivia de este organismo, aduciendo que respondía a intereses del imperialismo. 
Lo más florido y chusco es que, gobiernos como Venezuela, Ecuador y Bolivia, exijan una urgente reforma de la CIDH por no adaptarse a sus bondades revolucionarias: La constante represión y persecución judicial a los opositores. La toma sistemática de todas las instituciones y poderes del Estado. El afán de perpetuarse en el poder con trampas jurídicas. El constante acoso a la prensa en un afán de silenciarla. La permanente vulneración de los derechos y garantías constitucionales. El atropello a minorías indígenas mientras se habla de indigenismo. Todo, todo en nombre de valores democráticos mientras se apalea a todo aquel que osa enfrentarse a sus delirios totalitarios. 
Y todavía se hacen a los indignados. Con Evo a la cabeza, que no quiere a nadie husmeando dentro del sindicato en que ha convertido a su amada Bolivia, por quien derrama sudor y lágrimas, según cuentan sus cercanos colaboradores. Al contrario, las víctimas que han derramado sangre en distintas masacres y conflictos de su administración son solo estadísticas que no valen como pruebas. Ni con fotos que portan sus madres. ¿A quién quejarse entonces? ¿A la justicia divina?

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