Decidí usar perlas de éter para "sacar el aire" del vientre, por consejo de la estilista de mis últimos cortes de cabello. Buscando en Google, aprendí [AQUÍ, por ejemplo] que tienen los usos más variados, incluyendo lindes con la brujería... Yo opté por colocar una perla en mi ombligo y dejarla ahí todo el día. Se supone que se retira por la noche, pero reventó por la tarde, y me envolvió de olor a éter. Estaba amamantando y me asusté: ¿qué tal si se embriagaba la niña? No quería quitarle la teta, y apoyándome en que mi abuela dejó pronto de percibir el aroma, terminé de amamantar, antes de separar su cuerpecito de mi cuerpo. Apenas la retiré, y se expandió un olor muy fuerte. Quién sabe cuánto habrá olido...
No más perlas de éter.
Silvia Parque