Una suela

Publicado el 21 septiembre 2011 por Joaquin @Joaqberg
-Venía a cambiarle las suelas a estos zapatos.-Muy bien. Tendrá que dejármelos un par de días.-Aquí los tiene. Ya pasaré a recogerlos.-Oiga, perdone, no se marche.-¿Qué pasa?-Es que hay un señor en estos zapatos.-Lo sé. Es mi suegro. ¿Qué pasa?-Mujer, pues que el señor tendrá que llevárselo.-No puedo hacer eso-¿Cómo que no?-Les tiene mucho apego a sus zapatos. No quiere separarse de ellos.-Ya, pero escuche...-No se preocupe, no le ocasionará ninguna molestia.-No es eso, señora. Es que no puedo quedármelo.-Viene desayunado y lleva pañales. Apenas notará su presencia.-Esto es una zapatería. No una residencia de ancianos.-Ya lo sé. ¿Tiene una tele?-Pues sí.-Póngale la telenovela de por las tardes y ni se enterará de que está aquí.-¿Cómo voy a hacer eso?-Sólo tiene que conectarla a la corriente y darle al botón de encendido. ¿No sabe cómo funciona una tele?-No me refería a eso, sino a que no puedo quedarme con su suegro.-¿Sabe usted cambiar las suelas de los zapatos: sí o no?-Sí-Pues hágalo. Y de vez en cuando acaríciele la mano y dígale que le quiere.-Pero es que, señora, yo a este señor no lo quiero.-Yo tampoco, buenos días.