Una tierra olvidada, Asturias.

Es ergonzoso (por decirlo de forma suave) observar como las cosas no cambian aunque los años pasen y pasen y pasen…
Hoy por curiosidad, revisando las entradas puestas hace años, comprobé como las circunstancias y negligencia de quienes se llenan la boca con palabras maravillosas, promesas incumplidas y absurdos llamamientos al orgullo patrio, continúan manteniendo esta tierra en el ostracismo y la mediocridad.
Tres años después de publicar la entrada «Viajar a Asturias es un calvario»,  Asturias sigue estando olvidada, alejada del progreso, de la reactivación y de un futuro, y todo gracias a sus “gobernantes” que prefieren pelearse como gatos callejeros por marcar su territorio y demostrar el poder que ejercen sobre él, y no gobernar, algo para lo que fueron elegidos.
Viajar desde esta tierra norteña hacia la meseta, la costa levantina o la dorada o la catalana o la región aragonesa o al sur, sigue siendo una odisea que hasta el mismo Ulises vería como una heroicidad propia de antiguos guerreros.
En el siglo XXI seguimos viajando en trenes que sueñan ser el AVE prometido y olvidado; en autocares que dejan dormidas las extremidades por la inmovilidad; o en aviones rápidos y seguros que te dejan el sueldo tan mermado que desaparece como si nunca hubiese existido (cuando existe, claro, que ahora son muy pocos).
Más los asturianos ya no esperamos el AVE como no esperamos que el Sporting se mantenga en la primera división o que en el aeropuerto de Asturias ( y no de Oviedo como muchos siguen cacareando) ofrezca vuelos que nos permitan desplazarnos a precios asequibles y no tan abusivos que da grima nombrarlos.
¿Hemos perdido el coraje y la lucha que nos ha caracterizado siempre? ¿Tan apáticos estamos que ya somos incapaces de protestar?
Ni siquiera es tristeza o decepción, es un abatimiento que recorre esta tierra como si una enfermedad terminal estuviese minando lo más sagrado del ser humano, su propia identidad.