Una vez soñé con la Srita. Thalía

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- EjeCentral (@EjeCentral) junio 19, 2014

En efecto, serían los 90s, cuando estaban pasando las Marías (creo que fueron tres). Bailábamos, solos los dos (¡yo nunca aprendí a bailar!). No había nadie, pero las música nos caía de arriba: era un edificio como el WTC (El Hotel de México), no alcanzaba a ver el techo del rascacielos, todo era blanquísimo. Era un cascarón, como un huevo Kínder. (Propongo el color blanco como símbolo de la soledad, qué esperanza ni qué pureza). Luego, ella empezaba a echarme la bronca. Aquella retahíla de reclamos sonaba tan exótico como, por decir, el coreano. Mientras más le decía que no entendía nada, la intérprete, que siempre ha bailado mucho mejor de lo que canta, enfurecía más y más. Me tomó de las solapas del saco (¡yo procuro no usar traje en un país lleno de asaltantes!), y empezó a empujarme, fuerte. Luego, simplemente, desperté.