Súper corto. No pestañeen, porque se lo pierden.
Una vida simple
Tuvo hambre. Salió. El cielo aún continuaba negro, vacío, agobiante. Caminó de todas formas, con manos extendidas, tropezando, levantándose siempre.
Dio vueltas hasta que comenzó a ver sombras en la oscuridad. Cayó sobre una de ellas. La devoró. Ninguno de sus gritos fue tan fuerte como los de su propio estómago. El bendito silencio lo envolvió.
Regresó. Arrastrándose, bajo un cielo gris. Se durmió.
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