Además, también os tengo que decir que pronto tengo que daros una noticia relacionada con esta iniciativa. ¿Qué será? Estad atentos, que no tardaré mucho en publicarla ;)
Y, sin más, aquí os dejo cómo sigue nuestra trepidante historia, que os sumerjáis un ratito en el mundo de los fulgur, de los tonitrui, del Sel y de Rhys.
Dos soldados tonitrui, apostados en la puerta norte, vieron a lo lejos una figura espoleando a su caballo que se recortaba contra el alba.
- Oye, Don, ¿ese no parece Rhys? -preguntó el más alto.
- No sé, mi vista no da para tanto, pero, ¿él no se tenía que quedar en el castillo con los gemelos?
El jinete se iba acercando cada vez más y los dos hombres pudieron comprobar que, efectivamente, era Rhys el que momentos después se bajaba del negro corcel con gran elegancia.- Aaron, Don -los saludó-. De aquí a cinco minutos recibiréis refuerzos. Estoy seguro de que estos miserables fulgur tienen pensado salir por la puerta norte o por la oeste, por lo que tenemos que estar preparados para todo lo que pueda suceder. Cuantos más efectivos tengamos, más fácil será acabar con ellos de una maldita vez por todas.
- Mi señor, pero, ¿usted cree que van a arriesgarse a hacer eso? Probablemente sepan que tendremos aquí una gran bienvenida para ellos- respondió sarcásticamente Aaron. - No tienen otra opción, o salen por la puerta norte o por la oeste, puesto que la entrada sur lleva sellada años tras aquel derrumbamiento. Conozco sus poderes, y ni mil fulgur podrían levantar esos pedruscos. Cuando la madre naturaleza dicta algo, debe cumplirse, y esas piedras no están puestas ahí al azar. Si no quieren morir de inanición, por su bien van a tener que hacerlo. Aunque nada de lo que hagan va a ser por su bien- concluyó con una sonrisa torcida.
Con ese aspecto, Rhys parecía un perfecto emisario de los cielos. El largo pelo empapado y pegado a la sien, sus inquietantes ojos mirando a los dos soldados fijamente y sonrisa de medio lado al presentir la victoria.
En ese momento, se oyó el relinchar de varios caballos. Los refuerzos habían llegado, y Rhys se dispuso inmediatamente a imponer orden entre sus filas.
- Jado y sus hombres, a la puerta oeste, ¡rápido!- los soldados no dudaron en acatar sus órdenes y sacar sus armas de fuego-. Don, tú y Aaron os quedáis aquí con el resto del ejército. Somos cien tonitrui y ellos apenas llegarán a los treinta. Aunque no tengáis poderes, tenéis la fuerza de nuestro pueblo. Es imposible que salgan vivos. Y ahora, ¡estad atentos a cualquier movimiento, por imperceptible que…!
No había concluido su discurso cuando se oyó una fuerte explosión.Un Rhys estupefacto y cien soldados a sus órdenes asistían impresionados al espectáculo que se estaba produciendo. Detrás de la colina, miles y miles de piedras se ensamblaban dando lugar a una figura cuasi humana. Y, a los hombros de aquella colosal criatura, se distinguía una figura que no podía ser sino humana. Una figura femenina, con el pelo negro como el carbón ondeando al viento.
Sel.
Y así, chicos, sigue nuestra historia. Quien se va a encargar de seguir escribiéndola va a ser Marina, de Fly with paper wings.Estoy segurísima de que nos va a encantar a todos. ¡Sois todas geniales escribiendo!Lee la historia completa aquí