¡Chicos! ¿Qué tal? Esta entrada tenía que haberla subido ayer, pero tuve unos problemillas así que como caso excepcional (que espero que no me vuelva a ocurrir) la publico hoy.
Como era jueves, tocaba la continuación de la historia de la iniciativa (que, por cierto, aún no tiene título) y la encargada de ello era Clara, del blog El rincón de Chincla. Pinchando aquí accederéis a su post.
La idea era continuar con la historia que yo comencé a escribir el jueves pasado, y a aquí os dejo su fantástica continuación:
«Una figura daba vueltas alrededor de la improvisada mesa. Afuera llovía, como si el mundo fuera a terminarse. La perfecta premonición. Mela y Nak aguardaban junto a la entrada, intercambiando miradas llenas de nerviosismo, la temida respuesta. Varias velas titilaban con el viento que se colaba por las rendijas de la ventana. Rhys, con el ceño fruncido, mascullaba improperios por doquier.
― ¿Qué hacemos? ― le preguntó Mela, cruzando las manos tras la espalda.
De repente, esa tensión que había permanecido silenciosa, estalló como un huracán. Rhys se retorció la melena rubia y le asestó una patada a la mesa con todas sus fuerzas. Dos velas cayeron al suelo y se apagaron contra la tierra húmeda.
― ¿Quién los ha avisado? ―vociferó, achinando los ojos.
― No… No lo sabemos. Solo ha salido la primera remesa de guerreros. No falta nadie más en nuestras filas. ― se apresuró a añadir Nak. Era una copia perfecta del rostro de su hermana, aunque medía dos palmos más y parecía mucho más asustado.
Se lanzó de nuevo a caminar en círculos, agitando la cabeza con enfado.
― Dile a la segunda remesa que espere. Hasta las cinco no pueden salir, pero hay que cambiar la ruta. Si han escapado, probablemente vayan al norte, en busca de los Antiguos Refugios. ― miró a Nak con expresión seria y le palmeó la espalda. ― No se nos pueden escapar ahora.
Abrió la ventana con cautela, sin esperar a que los dos jóvenes se fueran, y aterrizó con elegancia en la oscuridad. “¡Rhys!” Ignoró la llamada de Mela y se fundió con la pared de ladrillo desvestido. No hacía frío, pero el viento lo empapó con las gotas de lluvia. De puntillas, llegó a la parte trasera del almacén abandonado donde habían montado su base. La ciudad, apenas un par de kilómetros más al este, parecía tan muerta como aquel lugar. “No pueden escaparse otra vez” pensó, mientras sacaba del bolsillo de su pantalón una daga. Una daga reluciente como un espejo.
Le dio un par de vueltas entre los dedos, y se pinchó el índice derecho. El cielo, encapotado por completo, dejó entrever una luna pálida. Se llevó la gota de sangre a los labios y la besó. Una luz apareció a lo lejos, tan tenue que creyó que su imaginación le jugaba malas pasadas. Se concentró y trató de dejar la mente en blanco, de olvidarse del plan y de su objetivo. “Un tunitrui de raíces fulgur. Una aberración…”, murmuró. Cinco kilómetros al norte de la ciudad, ocultos en los túneles, los fulgur se apresuraban por desaparecer, pero Rhys sabía demasiado bien dónde encontrarlos, y tenía muchas ganas de obtener respuestas. »
¿Qué os ha parecido? ¡A mí me ha encantado la manera que tiene de expresarse!El próximo jueves tendremos la continuación de esta historia gracias a Diana, del blog Silent Storm. ¡¡Estoy deseando leer qué viene ahora!!
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