Revista Literatura

Uno

Publicado el 06 marzo 2014 por Migueldeluis

Marzo de 2014, primera semana

Entrada

Bienvenido al primer número de Sabia Vida. Ahora somos una revista, de las del tipo de sub-compact publishing y estamos muy felices de ello. No sé si orgullosos, eso ya veremos.

Este número, el primero, viene cargado con tres artículos y una pequeña miscelánea donde hablo muy brevemente de otras cositas. Esta será la estructura inicial de Sabia Vida como revista y la veréis así tanto en la web como en la lista de correos, los que estéis apuntados. La miscelánea me permite hablar de otras cosas interesantes que escapan de la temática de Sabia Vida. En este primer número son solo tres enlaces, y ya veremos como evolucionará. En cuanto al resto:

  • En Guardo el Ordenador, trato de una estrategia de minimalismo aplicado a la que llegué, por enfado pero ha resultado ser muy sabia: tratar al ordenador como si fuera una máquina de coser.
  • El niño que nos retrasa es un excelente artículo de Leo Babauta que os ofrezco traducido.
  • Un año de code. Lo que he aprendido, lo que me falta y para que me ha servido.

Índice de contenidos

  1. Guardo el ordenador
  2. El niño que nos retrasa
  3. Un año de code
  4. Macedonia de miscelánea

Guardo el ordenador

Uno

Trata al ordenador como a una máquina de coser

Terremoto en la oficina. Me pongo a hacer un montón de horas extras, de las peores, de esas que te meten a hacer el trabajo de otra sección, con pocas instrucciones, muchas prisas y “tirando p’alante”, grabando datos, hora tras hora hasta quemarte las cejas y hacer un nudo en el cuello.

Vale, me paso de dramático, pero lo que pasó fue que tras el tercer o cuarto día no quería ver un ordenador ni en pintura. Resultado: guardé el ordenador en el armario, apretujado entre los pantalones. Mi vida mejoró.

Lo que sucedió fue que desde ese momento tengo tiempo para rezar, para leer y pasear o pintar miniaturas. Los días se me han hecho más largos, casi como cuando era pequeño. Incluso tengo tiempo de “espacio en blanco”, libre para “no hacer nada”, que sirve de marco y transición entre una actividad y otra. En el sentido de Bergson, mi vida “dura” más aunque mis horas sigan teniendo el mismo tiempo. Ante todo y sobre todo tengo más tiempo para pensar, para escribir y menos para distraerme con un montón de rituales absurdos, encadenado por el miedo a perderme algo: comprobar el email, ir a twitter, preocuparme por la respuesta de la gente a mi último artículo, ¿para qué?, ver una página de fotos, volver a comprobar las suscripciones y todas esas “obligaciones” de la era de la web.

Algunos beneficios

  • Más tiempo
  • Mayor tranquilidad
  • Mente más clara
  • Menos preocupaciones
  • Más alegría
  • Más capacidad para pensar
  • Mayor libertad interior

Momentos de domingo

He llegado a vivir lo que llamo momentos blancos, momentos de domingo, horas de agua, suaves, claras, limpias, balsámicas, meditaciones encontradas sin buscarlas, sin esfuerzos, sin nada. Y que tampoco aportan nada sino poner alguna pequeña cosa interior en su sitio.

Prueba, a ver que pasa

Obviamente sigo usando el ordenador de mi casa. La única diferencia es que ahora lo uso como mi abuela usaba la máquina de coser: cuando le hacía falta o le apetecía crear algo hermoso. Pero cuando terminaba, no la dejaba ahí de cualquier manera recopilando polvo, la guardaba en su mueble. Lamentablemente los ordenadores no vienen con un mueble para guardarlos; los portátiles caben en un cajón, pero la pantalla me gusta grande. Sin embargo, con un poquito de minimalismo aplicado, he liberado un sitio apropiado desde ni conquista mi mesa, ni decide mi horario. Este mismo artículo, junto con la mayoría de lo que escribo, fue redactado en un cuaderno, a pluma y sin prisas, después de haber pensado lo que tenía que decir.

Me gustaría que hicieras la prueba de esconder tu ordenador; sea o no un portátil. No te va a pasar nada; yo no tengo smartphone, pero si quieres mantelo encendido, por si tienes que resolver alguna crisis mundial. Basta con que pruebes a guardar el ordenador cuando no lo uses, aunque sea un poco incómodo al principio. Sí, ¿por qué no? A ver si te gusta.

Guardar
1. tr. Tener cuidado de algo, vigilarlo y defenderlo. Guardar un campo, una viña, ganado, un rebaño.
2. tr. Poner algo donde esté seguro. Guardar dinero, joyas, vestidos, etc.
3. tr. Observar o cumplir aquello a lo que se está obligado. Guardar la ley, la palabra, el secreto.
— RAE

El niño que nos retrasa

Original de Leo Babatua1

Me llevó mucho tiempo darme cuenta de por qué, como muchas otras personas me costaba cambiar mis hábitos y realizar cambios permanentes en nuestras vidas.

Todo se reduce a un niño pequeño y ese niño pequeño vive dentro de cada uno de nosotros.

Me costó mucho dejar de fumar en 2005, porque de verdad que no me gustaba la tremenda incomodidad de resistir el poderoso deseo de fumar. Era difícil, y me buscaba excusas para abandonar, en mis peores momentos lo único que quería era volver a mi vieja y cómoda vida.

Y ya había abandonado, las siete veces anteriores en las que había intentado dejar de fumar. Me rendí a las ansias, a las racionalizaciones, a la vocecita que decía “Venga, fuma ¿por qué te complicas la vida? La vida es demasiado corta”

Esa es la voz que nos impide hacer cambios duraderos.

Esa es la voz que nos dice que está bien comerse esas pastas, esas papas fritas, ese pollo frito. ¡La vida debería ser agradable!

Es la misma voz que dice que no pasa nada por saltarse un ejercicio, porque el ejercicio no es cómodo ni divertido y preferirías estar en Facebook, jugando a los videojuegos o viendo la tele. ¡La vida es demasiado corta para pasarlo mal!

Es la misma voz que te conduce a procrastinar cuando te enfrentas a una tarea difícil. Hace que te saltes la meditación o abandones el estudio de un idioma o escribir tu libro, porque preferirías hacer algo más fácil.

Esta es la voz que te impide empezar tu propio negocio o perseguir el trabajo que siempre has querido, porque temes fracasar.

Es la voz que se rinde cuando las cosas van mal

Es la voz que se rinde cuando las cosas van mal, y te convence para que tú también abandones. Te impide encontrar el amor de tu vida, porque no quieres afrontar la incomodidad de encontrar gente nueva. Te impide aprender a estar solo contigo mismo, porque te da miedo la soledad.

Esa voz no eres tu. Es un niño pequeño dentro de ti. Es la versión pequeña de ti mismo, quizás cuando tenías 5 ó 6 años.

A este niño pequeño, este tú pequeñito, no le gustan las cosas que son incómodas, que dan miedo o que son difíciles. ¿Cómo es un niño de 5 años?

A este niño pequeño le gustan las cosas cómodas, seguras y agradables

Este es el niño que eras cuando aprendiste a pensar, cuando intentabas hacer cosas y las dejabas porque eran muy difíciles. ¿Quién podría culpar a un niño de 5 años por ser así?

Pero ya no tienes 5 años. Y sin embargo dejas que este niño de 5 años gobierne tu vida. Así lo hice yo durante muchos años, y a veces todavía me manda cuando no son consciente de lo que hago.

El truco es darte cuenta de lo que este niño de 5 años intenta que hagas. Pero no le escuches. No le obedezcas. No creas sus racionalizaciones

Puedes soportar la dificultad. Puedes aprender a soportar la incomodidad. Puedes enfrentarte al miedo.

Título Original
The Child That Holds Us Back
Autor
Leo Babauta
Enlace
http://zenhabits.net/child/

Un año aprendiendo code

¿Programar es leer?

Hace aproximadamente dos años que me topé con el movimiento que todos deberíamos aprender a programar, de la misma manera que todos aprendimos a leer en la escuela. Quien no sabe programar, se decía, es analfabeto en estos tiempos.

La expresión me parece exagerada, y lo fui dejando de lado durante un año, pero De más joven había aprendido a programar un poco y sabía que me podía ser útil así que la idea me siguió rondando la cabeza hasta que al final piqué.

Aprendiendo Code Online

Me ha gustado mucho treehouse. De verdad de la buena; los vídeos son estupendos, el material práctico va muy bien, las clases son divertidas y puedo prometer que los jóvenes profesores saben de lo que hablan. Un montón. Solo hay que echarle tiempo, ganas y saber inglés. Gracias a Dios tengo de las tres cosas.

Lo peor de aprender code online es la sensación de estar solo. Sí, hay foros y todo eso, pero parecen destinados a resolver las “dudas de clase”, no a guiarte.

Falta un mentor

Vale, a lo mejor es pasarme, a lo mejor es pedir demasiado de una web, pero, por otro lado parece poco probable que las “habilidades desnudas” sirvan de algo sin una guía en cómo poderlas emplear, sin un “meta-aprendizaje”, si me perdonáis un neologismo a martillazos. Y si no me la da nadie, esto va a ser como aprender a bicicleta, hala, a darse trompazos hasta que no me caiga. Oh, qué felicidad

Lo aprendido

Hasta el momento he llegado a dominar HTML, sé CSS3 y sobrevivo en PHP y Ruby, aunque con este último no he hecho nada práctico todavía. Ya se verá. También he aprendido un montón de habilidades auxiliares: como usar Vim, algo de SQL, manejarme decentemente en la consola, git, diseño gráfico y alguna cosita más. De paso he hecho mis cositas con Bootstrap y Foundation. Creo que ya podría dedicarme a eso del “front end”1. De haber estado en el paro, esto conocimientos2 hubieran mejorado mis posibilidades, seguro.

Aún así, siento que no he llegado a dónde quería ir. Sí, sé hacer mejor todo lo que ya sabía hacer o puedo prescindir de las herramientas comunes. En otras palabras si tengo una idea de como publicar algo en la web no tengo que esperar a que nadie abra una web estilo wordpress.com para ello. Puedo, y hasta gratis si quiero. Pero no me es suficiente

La crisis

Un año después me he visto en la crisis de haber aprendido mucho pero no saber muy bien que hacer con esas habilidades. Desde luego no quiero convertirme en el informático típico de empresa, encerrado en el sótano, manteniendo redes, aplicaciones y contestando lo del “apaga y enciéndelo”. No, mil veces no. Ya tengo un trabajo, gracias a Dios. Ni tampoco creo que la idea de aprender a programar tenga que ver con que todos nos hagamos informáticos.

Lo que sí quiero es ser capaz de hacer cosas excitantes en la red, de combinar contenido con programación para ofrecer nuevas maneras de comunicar, de hacer arte, de vivir, de crear. Y, bueno, alguna script para automatizar alguna tarea aburrida que no debiera estar haciendo ningún humano. Y menos un servidor.

Quizás me falte tiempo de maduración para que florezcan esas ideas. Es posible. Quizás debiera olvidarme del eso ya lo ha hecho alguien y lanzarme a hacer mis cosas. Quizás me falte capacidad, o quizás tiempo.

  1. La parte que de una aplicación que “ve el usuario”
  2. Para más detalles ver mi perfil en treehouse

Macedonia de miscelánea

  1. Llevo dos meses escribiendo un diario de ficción, de literatura juvenil, post-apocalíptica, que empieza con: “Lo malo es que no hay zombies”. Guillermo, un chico de catorce años es el líder de un pequeño grupo de jóvenes que sobreviven en una isla en el, Año 7 después de las muertes. Se actualiza una vez a la semana, y me encantaría que te suscribieras.
  2. He añadido tres nuevos haikus a Haiku·da
  3. José Miguel Bolivar la vuelve a clavar con GTD, herramientas para recopilar

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