Urgencias

Publicado el 16 noviembre 2022 por Sylvia

Quería contar sobre mis clases, sobre esto y aquello, pero nada fue tan poderoso como para hacerme un espacio y traerme al blog, en medio de las muchas cosas por hacer... Hasta hoy.

Yo preparaba dulce de guayaba: agua, guayabas partidas, canela -en polvo porque no tengo entera- y piloncillo triturado. Salí de la cocina, contestaba un mensaje y oí el golpe de la olla al caer, seguido por gritos de dolor. La niña se echó encima el agua que estaría empezando a hervir.

Afortunadamente, el preparado todavía no se convertía en esa clase de líquido parecido a la miel, que se habría pegado a la piel. Afortunadamente, no le cayó en la cara, no le lastimó los ojos. Pero fue una quemadura de segundo grado. Gritó, gritó y gritó de dolor. Hace rato, después de un ratito dormida, se despertó a gritar y patalear de dolor. 

Me descuidé.

Hace días le he estado diciendo que los actos tienen consecuencias, que lo que hacemos provoca cosas y que decir "no lo vuelvo a hacer" no quita las consecuencias provocadas. 

Ojalá pudieran "quitarse" las consecuencias; pero no. 

Dijeron que tardaría unos siete días en formarse una costra. Se espera que todo esté bien, con el favor de Dios. No parece que vaya a ser sencillo...

En el caos, tratando de mojarla, "inundé" la casa. Al regresar fueron un par de horas sacando agua y el impacto de ver papeles importantes mojados. No he querido ni ver cuáles exactamente son ni cómo rescatarlos: estoy cansada. 

Silvia Parque