Uso y abuso de la inteligencia artificial en el proceso creativo

Ciertos indicios detectados en el blog durante los últimos días, nos han llevado a sospechar acerca del uso de herramientas de inteligencia artificial en la escritura de alguno de los relatos participantes en nuestros retos. A raíz de ello, os invitamos a reflexionar sobre este tema.

El uso de asistentes virtuales, algoritmos y programas de inteligencia artificial cada vez más sofisticados y resolutivos se ha extendido a velocidad  de vértigo en los últimos años. Una herramienta poderosísima que bien utilizada es de gran ayuda en muchos aspectos de la vida cotidiana: cuidado de gente mayor, tareas del hogar, recopilación de documentación, ayuda a la discapacidad...

Pero ¿qué ocurre cuando estos sistemas son utilizados para sustituir al ser humano en el proceso creativo?, ¿es el arte nacido de una máquina realmente arte?, ¿quién es el autor de las obras surgidas de ese proceso? Pinturas como recién salidas de los pinceles de Velázquez o Picasso, novelas al estilo de Dickens o Dumas, melodías propias de Beethoven o los Beatles, con una calidad y un mimetismo todas ellas que apenas las hace distinguibles de las de los autores reales. Situaciones propias hasta hace nada de la ciencia ficción que hoy son una realidad y nos enfrentan a dilemas éticos de difícil solución. ¿Plagio?, ¿abuso?, ¿fraude?, ¿aceptable como opción?, ¿conveniencia u obligatoriedad de indicar la procedencia de la obra?

Más allá, en cualquier caso, de lo llamativo y la curiosidad que puedan suscitar estos métodos también hay que tener en cuenta sus limitaciones. Técnicamente brillantes, lo que hacen sin embargo es copiar y repetir modelos previos. Se alimentan de lo existente y lo replican cada vez con mayor perfección pero la originalidad de algo por completo diferente, la generación de nuevos paradigmas, patrones o ideas es algo fuera de su alcance. Y es ahí justamente donde reside la creatividad y la subjetividad que impregna todo lo surgido de la mente humana. La capacidad de pensar metafóricamente, de huir de la literalidad, de salirse de lo previsible y evitar imitaciones, todo eso queda vedado a cualquier procesador.

Debemos reconocer, no obstante, que en muchas situaciones, cada vez más, es casi imposible determinar si algo ha sido originado por un ser humano o una máquina. Es por ello que planteamos esta cuestión: ¿es lícito firmar como propias creaciones (pintura, música, relatos, poemas...) generadas mediante sistemas de inteligencia artificial?, ¿publicaciones de este tipo en retos y concursos de la blogosfera habrían de ser consideradas fraudulentas?, ¿es ético aceptar halagos o reconocimiento por algo en lo que apenas hemos intervenido?

Un mundo lleno de interrogantes este de la inteligencia artificial. También de posibilidades, inspirador y abierto al debate, que deberíamos aprender a utilizar con rigor y sobre todo sin engaño.

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Nuestra compañera Merche Soriano ya reflexionó sobre este tema hace un tiempo en su blog. Aquí tenéis el enlace al texto que bajo el título "Inteligencia artificial" escribió entonces.