Yo no había ido a comer con alguien de los Bunkers, seguramente había ido a comer, seguramente le había escrito un correo, contándole que había ido a comer, hace unos cinco días atrás y él recién se había dignado a responder, porque él es así, en realidad él ahora es así. Antes nos escribíamos todos los días, o al menos casi todos y por lo menos unos tres correos diarios. Las escusas para escribir y saber indirectamente del otro eran muchas y sobre todo las de él (aunque no lo acepte), molestarme todo el tiempo. Solíamos hablar las tardes del domingo y desde que nada de eso pasa o más bien casi no pasa, espero que vuelva, que vuelva aunque sea a molestar. Y lo estaba haciendo otra vez, respondió mi correo inventando que yo había salido a comer con un integrante de los bunkers y aceptando la idea como genial, algo que no había pasado, pero a él le gustaba ser así, tomar las cosas en bromas, mezclarlas e inventar cosas para hacerte perder la paciencia. Yo no suelo tener paciencia con alguien, pero con él siempre la tuve, con él la tendría y la verdad es que luego de ese correo, me di cuenta que la tengo y prueba de eso es seguir esperando saber de él, porque todavía quiero saber de él. Aunque sea una broma.
Usted tiene un correo nuevo
Publicado el 28 octubre 2012 por MunchkinlandYo no había ido a comer con alguien de los Bunkers, seguramente había ido a comer, seguramente le había escrito un correo, contándole que había ido a comer, hace unos cinco días atrás y él recién se había dignado a responder, porque él es así, en realidad él ahora es así. Antes nos escribíamos todos los días, o al menos casi todos y por lo menos unos tres correos diarios. Las escusas para escribir y saber indirectamente del otro eran muchas y sobre todo las de él (aunque no lo acepte), molestarme todo el tiempo. Solíamos hablar las tardes del domingo y desde que nada de eso pasa o más bien casi no pasa, espero que vuelva, que vuelva aunque sea a molestar. Y lo estaba haciendo otra vez, respondió mi correo inventando que yo había salido a comer con un integrante de los bunkers y aceptando la idea como genial, algo que no había pasado, pero a él le gustaba ser así, tomar las cosas en bromas, mezclarlas e inventar cosas para hacerte perder la paciencia. Yo no suelo tener paciencia con alguien, pero con él siempre la tuve, con él la tendría y la verdad es que luego de ese correo, me di cuenta que la tengo y prueba de eso es seguir esperando saber de él, porque todavía quiero saber de él. Aunque sea una broma.