La palabra "arma poderosa" donde la haya, con todos los argumentos a su disposición, capaz de destruir una vida.
Conversar, dialogar, no imponer ideas, creencias, puntos de vista adquiridos a través de nuestro caminar, nos ayuda a crecer también.
Asimilamos, desmigamos, reflexionamos, contrastamos y aprendemos a ser humanos, poniéndonos en la piel otros, sintiendo sus pasos sobre el camino empedrado, embarrado si fuera el caso.
Aprender a conocer el mundo que te rodea, las cosas menudas que son las que normalmente aportan la yesca que es necesaria para prender esa chispa de magia que insufle aires nuevos, energías, para que nuestra vida continué día a día atesorando viviendo momentos.
Buscar esos pequeños placeres llamados desconexión en los que fundirnos, embebernos...
y nos ayuden a anular esos demonios, ese malestar, estres que sin escape desencadenan en todo tipo de enfermedades.
Tenemos la capacidad de elegir como queremos vivir nuestra vida, de como ser, sentirnos.
Si, con nuestras limitaciones, todos los tenemos, aunque algunas veces somos tan egoístas, narcisistas, que no las vemos, algunas impuestas por la sociedad, por las etiquetas, por enfermedades otras por nosotros mismos.
Solo el ser humano posee la decisión de caminar por la vida a su libre albedrío, desprendiendo, obviando aquello que no es su deseo.
Nuestra mente, carcelera, de nuestro fluir en la vida.
Marijose.-