Dentro de poco es mi santo y un poco más adelante, en el fervor de "festes", mi cumpleaños"...y después vienen los Reyes.
Como todos los seres- humanos o no- tengo este defecto, me dedico a cumplir años irremediablemente y sin solución de continuidad.
Y estas fechas que se suponen deberían ser un momento gozoso no lo son tanto por dos razones, a saber: se incrementan las arrugas, las carnes antaño turgentes y estupendas pierden su firmeza justo eso día- lo juro lo noto, es como si supieran que toca ablandarse y caerse- la Hp de la arruga también- ya les dije que tiene vida propia y va su bola. Y la segunda razón es que te hacen regalos. No se me ofendan, yo tan agradecida y feliz y les insto a que sigan con esa sana costumbre, porque me encanta recibir regalos...pero...siempre hay un pero...en algunas ocasiones a lo largo de mi ya dilatada vida he recibido- como supongo que todos- regalos que merecerían figurar en el museo de los horrores, otros de fusilamiento inmediato e incluso algunos que te incitan al suicidio..¡que habré hecho yo para merecer esto!
En otro tiempo- ya saben que una que es muy flamenca ha tenido varios novios, duraderos por cierto lo cual dio para bastantes cumpleaños, santos y Reyes Magos- sufrí lo indecible.
Llegaba el día de Reyes y yo me ponía a temblar. No porque me dieran miedo tan ilustres señores, sino porque los tíos se cebaban conmigo cada año ¡yo creo que me tenían manía! y si no era eso- que no hay porqué ¡que una es rubia y a las rubias no se las odia! - está claro que lo que tenían era una memoria de pez y el gusto en el culo. Y no será que no les mimaba y lo sigo haciendo, todos los años sin excepción les pongo una naranja bien hermosa -es lo que tiene el Mediterráneo-, un buen vaso de leche entera- que esa desnatada es una birria-, agua de Evián, no olviden que son nobles y algo pijos, y a los camellos hojas de acacia directamente importadas del Sahara con sus espinitas y todo, pero ¡ni por esas!..me temo que el fallo fue que no les cambié la dieta para hacerles más la pelota. Llegado el gran día esperaba -y sigo haciéndolo- con el fervor de niño de siete años y más ilusión que la de Gallardón por ser ministro, a abrir los paquetes de regalos que tenían a bien dejar junto a mis zapatos, o lo que me hacían en mis santos o cumples.
Pero, año tras año ¡mi gozo en un pozo!
- Uy, muchas gracias- le decía a la que pensaba que iba ser a mi cuñada- otra bufanda ¡que bonita, creo que no tenía ninguna de color caca!, con esta ya completé la colección de bufandas horrendas tipo Choni....-Jó, querida suegra -que no lo fue- que chaqueta mil rayas tan idealdelamuerte y con una combinación de colores que ni la Esteban se atrevería a ponerse...- Caray cuñadito -que tampoco lo fue- gracias por la decimonovena cartera que me regalas en los últimos cuatro años..-Hombre otro pijama...y ¡que suerte otro collar imposible!
Una de mis "suegrasquenollegóaserlo" tenía -y esto lo juro por lo peces de colores porque lo vi en persona- una habitación tipo despensa en la que guardaba los regalos horribles que le iban haciendo y sin rubor alguno por su parte los endilgaba al primer incauto que tuviera algo que celebrar...¡que tía! y eso que estaba forrada...lo que no entiendo es como no le daba vergüenza que alguien pudiera pensar que tenía el gusto en el culo por hacer esos regalos. Yo llegué a ser víctima de tal engaño y encima ¡gracias!...como una no sabe disimular, mira que lo intento pero no lo consigo, mi cara debía ser un mapa, con aquel horrible bolso que de tan feo que era pensé que se trataba de una bolsa de aseo. Yo, que no tengo ese espíritu, no me he atrevido a colarles a ustedes todos esos regalos pero les advierto que como la crisis siga como va ¡no se llamen a engaño los afectados! tengo varias docenas de objetos "perdidos" listos para ser colocados a la mínima de cambio.
¡que ridículo jopé!
¡ideal de la muerte!...¿no?
Guardo una docena de bufandas y echarpes a cada cual más horrorosa y difícil de combinar; bolsos de fiesta se juntan cuatro o cinco los tengo de todos los colores y tejidos...¡pá dónde voy yo! que jamás tengo una fiesta de postín; pijamas de ositos, perros, conejitos y demás cursis animalitos, todos ellos antilujuria que quedan reservados para los fríos días de invierno con los cuales, como se imaginarán, mi santo ni me mira y ¡a pasar la mano por la pared!; más collares que la mujer de Franco, pero no de perlas obviamente, sino de esos directamente importados de China a tres euros la docena; chaquetas de rayas, rombos, cuadros y estampados- odio los estampados; best-sellers de los autores más cutres que hayan pisado el Parnaso; agendas -yo que no uso- para todos los gustos; colonias de Eau de Cabra, de Maderas de Oriente, con un olor a putón desorejado que ahuyentaría hasta a un naúfrago después de diez años sin conocer mujer; llaveros de perritos, de coches, con luz propia, que les silbas y acuden ¡uy que yuyu!...marcos de fotos de conchitas playeras, dorados, con luz, de colores y hasta mascaras venecianas, si esas horrendas que dan más miedo que Freddy Kugger y por supuesto objetos de porcelana de los que es imposible adivinar para que sirven, no puedes saber si es un jarrón o una botella de esas que te dan en el hospital para hacer pis cuando te operan...por supuesto con flores o dorado y negro -¡que combinación más horrenda!- que espantarían hasta a una Maruja de mercadillo.
¿es un jarrón o es...?
¿y esto...?
Así que ándense con cuidado porque puede tocarles en suerte cualquiera de estos objetos cuando llegue su día....¡estén atentos!
Estupendos ejemplares de jerseys
¡a ver quien se calza esto!
Perfecto look choni churri