Valoramos poco

Demasiado valor damos a lo que no lo tiene y nada a lo importante, a lo que perdurará en nuestra memoria más allá del tiempo transcurrido.

Quizás porque lo que importa de verdad, como es un beso, una mirada, una caricia, una sonrisa, un abrazo..., no cuesta dinero.

Quizás porque no reparamos en ver que quien lo da, lo regala pensando en quien lo recibe, con ilusión y deseo de que esa persona sea feliz.

Valoramos poco las muestras de cariño, bien por creernos demasiado especiales, bien por no creernos merecedores de ellas.

Solo cuando dejamos de recibirlas, nos acordamos de su dulzura y olvidamos lo material. Y solo entonces buscamos ese beso, esa mirada, esa caricia. Y lo daríamos todo, absolutamente todo, por recuperar lo que un día tuvimos gratis y sin pedirlo.