Vampiro.
Aún es temprano para ser felices, la noche apenas comienza y pinta pa’ ser larga. A lo lejos caminan transeúntes, esclavos y viajantes todos… de un mundo que no entienden ni conocen más allá de los portales de su sociedad ennegrecida. Me gusta mirarles y elegir a alguno, un bocadillo ante las fauces de la muerte, y mientras la luna danza entre las sombras y las nubes… el último beso silente se presenta casi romántico y salvaje. Telón de carmín y sabor a hierro, un hálito final que escapa en una noche fría bajo las estrellas que nos cubren, nos visten y nos calzan.
Al amanecer no queda nada sino el encanto de lo efímero… y somos lo inexistente que ronda entre las sombras y los callejones, que duerme al amparo de la noche inversa, cuando el sol está en lo alto y los viajantes, algunos, apenas despiertan mientras otros duermen, por fin, eternamente y sin saber lo sucedido.
-Vampiro-