Me despertó de golpe, en una noche gélida cuando Caracas todavía no había sido atacada por el calentamiento global y la ira narcochavista, me despertó con ese clásico sonido de vampiro herido, si ese que suena a camión de cochinos por la bajada de Tazón mezclado con una opereta barata. Ya recuperado del susto inicial me acerqué a la ventana en donde reposaba entre sollozos y una respiración entrecortada. Pude ver sus ojos rojos, como si hubiera bebido cerveza piche en El León, pero a su vez aterrorizados como si hubiera soñado con Iris Varela bailando ballet, confieso que solo me limité a saludarlo, "Epa vampiro" dije "que carajo haces tu en mi ventana?, me despertaste y estaba en el preciso instante del sueño donde iba a torturar a mi última novia haciéndola vestirse de Heidi y caminar por el boulevard de Sabana Grande". El Vampiro me miró con esos ojos rojos de furia y le dije "a no, a mi no me miras así colmillitos, por cierto como te llamas tu?, contestó en su voz fría "Frost", comenzé a reirme, "a quien carajo le ponen Frost de nombre? por eso es que terminaste reventado contra mi ventana, llamarse Frost que riñones". Me di cuenta que temblaba y que unas goticas de sangre colgaban de su boca, era mi primer encuentro con un vampiro así que decidí interrogarlo a cambio de una cobija.
Mira Frosty, te puedo llamar así?, yo nunca había visto un bicho como tú, a ver cuéntame de que se trata esto de ser vampiro. Podía ver sus ojos desconfiados pero por si acaso me puse un protector de cuellos, de esos que se usan para cuando uno choca el carro, y que los médicos te hacen usar aunque sea por torturarte un rato, Frosty dijo "soy noruego, o allí me engendraron", "perro un vampiro noruego, y que haces tu en Caracas loquillo? dije, "he violado 'La Progenie', un día volando por ahí llegué a Margarita, y nada me enamoré vale, si si, así noruego, vampiro, que supuestamente solo deseamos y no sentimos, pero yo chico creo que nací con alma latina, dicharachero, amante de Oscar de León y Gali Galeano, y del amor nació un niño, bueno un vampirito, no se en realidad, un vampiro margariteño, y me duele mucho cuando su mamá lo llama "hijo er diablo", en fin, el hecho es que violé la prohibición de tener hijos sin el consentimiento de la autoridad y desde entonces me persiguen."
"Me buscan todos los clanes" prosiguió, "todos los clanes de 'La Camarilla', ya no se que hacer de verdad". Sentí algo de dolor por el sufrimiento de este ser de la noche que además quería vivir en Margarita y que tenía que alimentarse de sangre a pesar que me había despertado en el momento cumbre de mi sueño. Mira Frosty le dije, "yo creo que tu tienes que buscarte un buen lugar para esconderte, en los sótanos de todos los Ministerios Públicos venezolanos hay archivos con todas las promesas que nunca se llegaron a cumplir, además hay ratas que te pueden satisfacer la necesidad de la sangre, y de vez en cuando entra un guardia de seguridad que la verdad creo que le harías un favor si lo muerdes y lo liquidas para no tener que usar ese trajecito azul con un escudo que dice SEGUVENE en el pechi, o bueno lo conviertes en vampiro no se bien como funciona esa cosa de morder a la gente.
"Pero como llego a esos Ministerios? preguntó Frosty, "yo no puedo caminar así tranquilo por la calle", mira Frosty no te preocupes le dije, yo te monto en el carro y te suelto en la Plaza Caracas, ahí te buscas donde te quieres acomodar y te escondes pues, a ver si se olvidan de ti esos que te buscan, y bueno cualquier cosa sales un momentito y te compras un CD pirata o te comes unas empanaditas de queso y hasta te puedes poner de estatua viviente y te ganas unos reales, no se, yo te puedo ayudar hasta allí. El vampiro hizo un sonido extraño, algo así como un movimiento de tripas humanos, y algo se asomó en su boca que aún tenía unas goticas de sangre.
Mi cuarto seguía oscuro pero poco a poco me había ido acostumbrando a las sombras, volteé a ver la jaula de mi loro Guillermo Felipe IV y no pude divisar su sombra, al principio no lo podía creer pero al ver con disimulo la boca de Frosty me di cuenta que una pequeña pluma verde colgaba de la misma, el vampiro había matado a mi loro, esta no se la iba a perdonar al bicho infeliz este, las miradas se cruzaron, el vampiro sabía que lo había descubierto, por supuesto yo no tenía una estaca de espino blanco a la mano, pero si una mesita de noche vieja y reventada, sin pensarlo mucho reventé una de sus patas y le dije "te jodiste vampiro hijo e' puta, mi loro era el único capaz de repetir las pendejadas que hablo" y me lanzé sobre él.
La cosa no resultó tan fácil, estos vampiretes se mueven rápido y son feroces, sin darme cuenta el bicho se me guindó en el cuello, le di las gracias a la vieja que me había chocado tres semanas antes por tener el collarín a mano, en plena batalla agradecí a San Liborio, el patrono de los desquiciados por haberme permitido tener este encuentro maléfico, Frosty trataba de romper el collarín mientras yo le echaba el vasito de agua que me llevo a la cama todas las noches, carajo pero si no está bendita pensaba mientras se la echaba y escuchaba al vampiro reirse de mi, agotado por la dura lucha, le dije al vampiro "taima, taima, ya va, vamos a organizarnos", el vampiro quien no entendía como en plena lucha yo me ponía a hablar guevonadas se separó de mi por 5 segundos, allí con todas mis fuerzas le metí el pedazo de pata de mi mesa de noche en el pecho y me quedé esperando a ver que pasaba, Frosty se retorció y lanzó algunos improperios contra mi persona en algún lenguaje desconocido, se subió de nuevo a la ventana y brincó hacia el vacío.
A la mañana siguiente me levanté para llevarme una sorpresa al leer el titular del periódico "Muere vampiro en el Pérez de León por tétano agudo". La historia contaba como un extraño ser había llegado al hospital con un pedazo de madera clavado en el pecho y que había muerto a causa de un clavo oxidado que estaba en la madera. No me quedó otra que reirme, yo jurando que había liquidado al vampiro y lo que lo mató fue un tétano por el clavito salido de la pata de mi mesita de noche…