Cada mañana, o cada tarde, da igual el momento, en el trabajo, en casa, es indiferente el lugar, siempre hay gente capaz de, en un instante, hacerte sentir la mierda más grande del mundo y encima creer tener, a veces consentida, la potestad para ello.
Necedades del ser humano prepotente, que no sabe tener los pies sobre la tierra, mientras buscan organizar, no sólo tu trabajo, sino también tu vida.
Dime como quieres una hipótesis pero no como debo hacer un escenario, ni mucho menos un informe, cuando las letras son lo mio.
Con la Iglesia has topado en tu ciega necedad, aunque tenga, deba callar.
Y tu, quedarte pensando, con ganas de soltarla:
"Qué grande eres"
pero, ¿Sabes,?
No quiero NUNCA ser como tu, prefiero ser una MIERDA, pero ser, aunque cometa errores, aunque parezca débil, e incluso me puedan algunas cosas, aunténticamente yo.
Marijose y esas rebeldías con las que no puede en el día a día.
Fotografía de la red.