El mapa con la frecuencia de impacto de pequeños asteroides en la atmósfera terrestre. La serie de datos abarca el período 1994-2013 y muestra una distribución aleatoria. Los puntos naranjas representan los bólidos registrados durante el día y los azules durante la noche. El tamaño de los mismos está en proporción a la energía liberada en la desintegración medida en GigaJoules. [Ampliar el mapa]
El Programa de Objetos Cercanos a la Tierra (NEO, Near Earth Object) de la NASA acaba de publicar este mapa de impacto de pequeños asteroides con nuestro Planeta. El período de estudio abarca unos 20 años, desde 1994 hasta 2013, durante el cual se registraron más de 556 impactos de diferentes características. Junto con la zona de impacto se registra la potencia emitida por el impacto, estimada en forma indirecta según la intensidad de los destellos de las rocas al desintegrarse en la atmósfera terrestre. Se establece una equivalencia entre la energía lumínica liberada y la energía liberada en el impacto. De esta manera, el punto más pequeño representa una energía de un gigaJoule, equivalente a la energía radiada por una bombita de luz incandescente. Las escalas mayores son 100, 10.000 y 1.000.000 de gigaJoules, equivalentes a 300, 18.000 y 1.000.000 de toneladas de TNT respectivamente.
Se destaca de este enorme conjunto de datos el impacto registrado en la ciudad rusa de Chelyabinsk el 15 de febrero de 2013, el mayor registrado en estos 20 años. En este caso el asteroide tenía una masa veinte veces mayor al que finalmente impactó en Rusia. El programa NEO de la NASA detecta, identifica y realiza el seguimiento a todo objeto que se encuentre a unos 50 millones de kilómetros de nuestro Planeta. Todos los días se produce el ingreso a nuestra atmósfera de pequeños fragmentos de roca y polvo proveniente de asteroides y cometas, que se queman completamente en las capas superiores de la misma. Se estima que esta cifra asciende a unas 100 toneladas diarias. Algunos de estos meteoros generan espectaculares y fugaces destellos que son visibles por la noche aún en las grandes ciudades.
A pesar de la tecnología disponible los cálculos de probabilidades de impacto están basados en el registro estadístico de los eventos pasados. Naturalmente esta labor esta dificultada por la ausencia de datos precisos en épocas anteriores al siglo veinte. En resumidas cuentas, y como vimos hace un año, podemos decir que:
- Cada pocos minutos un meteoro de unos 10 cm de diámetro se quema en la atmósfera. - Cada pocos meses un objeto con 1 metro de diámetro impacta sobre la Tierra(o no dependiendo de su densidad) - Cada pocas décadas recibimos impactos de objetos con un diámetro promedio de 10 m (Cheliábinsk) - Cada 1000 años se producen impactos de rocas mayores a 100 metros (Tunguska) Mas allá de estadísticas y probabilidades estos son los diez asteroides con mayor probabilidad de impactar con nuestro Planeta. Este trabajo permite realiar estimaciones sobre la frecuencia que estos eventos tienen, y permitirán tomar medidas de prevención o alerta más adelante. Mediante este programa se calcula que se identificó al 90 por ciento de los asteroides cercanos a la Tierra mayores a los 140 metros de diámetro. El NEO registra todos y cada uno de los eventos detectados en forma periódica.
Mucho ha avanzado la Humanidad desde la época en que el naturalista romano Plinio el Viejo (23-79 d.C.) relató las primeras historias sobre rocas que caían del cielo que registró la historia. El origen celeste de este tipo de objetos fue recién confirmado en 1803 con motivo de una particularmente intensa lluvia de meteoritos caída sobre la ciudad francesa de L' Aigle. La Academia Francesa de Ciencia envió al joven Jean-Baptiste Biot a determinar el origen de estos cuerpos. La primera hipótesis de Biot fue que estos provenían de volcanes ubicados en la Luna.
El zenit de estos avances lo representa la alucinante misión de las sondas europea Rosetta y Philae que promete una avalancha de datos que permitirán conocer a fondo el origen de estas rocas y su relación con el origen de la vida en el Sistema Solar.
Vía: [JPL y NEO]