Veintitrés de dicienbre de mil novecientos noventa y cinco.

Nunca confíes en la vida, ni en nadie que no la ame; cree en el destino, pero no le eches todas las responsabilidades. Mira de frente, aprende de cada palabra que escuches; nunca vivas de tus recuerdos pero sí tenlos presentes. Sueña, mira al cielo, respira, siente cada latido y sonríe, estás viva. Quiere, hasta que te duela, si te duele es buena señal. Nunca conozcas el odio, disfruta de cada sonrisa, define felicidad y valora la vida en los pequeños detalles. Aprende de tus errores más que de tus aciertos, y descubre que el error no enseña en el colegio sino en tus días. Enseña a amar la vida tanto cómo tú la amas, y a aceptar la muerte cómo tú lo has aprendido. Corre lo más rápido que puedas, sabes que otros tantos no lo podrán hacer. Sé transparente, mírate en los espejos de tus ojos cuando no te veas por ningún sitio. Predica la verdad con el ejemplo, la calle nos enseña a saber mentir, los rincones más sucios de tu alma, a rezarle a las certezas. No tengas prisa pero vive al día, ten paciencia, todo llegará, aprende a ver en el tiempo un amigo y en el amor mucho más que una emoción. Dí lo que piensas pero piensa antes de hablar, a los que te importen diles tu verdad y a los que no, lo que quieran oír; enséñales que la belleza se proyecta desde dentro y que la pasión siempre acaba mintiendo.Habla para decir, no para hablar; odia la sobervia y nunca caigas en ella, contempla en el último al primero, y en una flor 365 días de felicidad. Y ante todo sé libre, confía en tí y nunca te rindas.

Descubre quién eres y hazlo a propósito.