Foto: Meir Samel
El viejo
En una esquina del café sonoro de murmullos confusos un anciano sentado se inclina sobre la mesa, leyendo un periódico, sin compañía.
Y en el ocaso de su miserable senectud piensa cuán poco gozó en los años) cuando tuvo la fuerza y el verbo y la belleza.
Sabe que está muy viejo, y lo siente, y lo ve.
Y, sin embargo, le parece que la juventud fue ayer. ¡Corto intervalo, corto!
Y piensa en qué forma lo embaucó la prudencia, cómo de ella se fió y qué locura cuando la engañadora le decía: «Mañana. Tienes todo tu tiempo».
Se acuerda de los impulsos que detuvo y cuántas delicias sacrificó. Ocasiones perdidas que burla ahora su prudencia insensata.
...A fuerza de rumiar pensamientos y recuerdos el vértigo lo invade. Y se duerme inclinado sobre la mesa del café.
Constantine Cavafy Versión de Fernando Arbeláez