a visitar nuestro corazón,
repleta con tu gracia viva y celestial,
nuestras almas que Tú creaste por amor.
Tú que eres llamado Consolador,
don del Dios Altísimo y Señor,vertiente viva, fuego, que es la caridad,
y también espiritual y divina unción.
En cada sacramento te nos das,
dedo de la diestra paternal.Eres Tú la promesa que el Padre nos dio.
con tu palabra enriqueces nuestro cantar.
Nuestros sentidos has de iluminar,
los corazones enamorar,y nuestro cuerpo, presa de la tentación,
con tu fuerza continua has de afirmar.
Lejos al enemigo rechazad,
tu paz danos pronto, sin tardar,y siendo Tú nuestro buen guía y conductor,
evitemos así toda sombra de mal.
Concédenos al Padre conocer,
a Jesús, su hijo comprender,y a ti, Espíritu de ambos por amor,
te creamos con ardiente y sólida fe.
Al Padre demos gloria, pues es Dios,
a su Hijo que resucitó,y también al Espíritu Consolador
por todos los siglos de los siglos, honor, Amén.
Autor: Padre Ignacio Larrañaga