Vencidxs es una película documental que, como su propio nombre indica, habla sobre derrotas: la derrota de los que perdieron la guerra civil española y la derrota de los que padecieron la posterior dictadura y represión. Vencidxs está construida a partir de entrevistas realizadas a 107 personas de edad provecta que cuentan lo que ellos vieron o sufrieron en sus propias carnes o en las de sus familiares y conocidos. Los testimonios abarcan un periodo que va desde la instauración de la segunda república, una “república tímida” como llega a decir uno de los entrevistados, hasta el momento actual. El espectador asiste a las confidencias (en castellano, vasco, catalán y gallego) de algunos de los componentes de este centenar variopinto de ancianos: milicianos, represaliados, enlaces, madres de niños robados, verdugos, exiliados, anarquistas, gudaris, sindicalistas, familiares de víctimas… A todos ellos les une su condición de víctimas (incluso aquellos a los que les tocó ejercer de victimarios) y las ganas de confesarse ante la cámara, como si llevaran mucho tiempo callados y de repente sintiesen la necesidad imperiosa de contarlo todo, conscientes de que no les queda mucho tiempo y hartos de guardar secretos que corren el riesgo de permanecer secretos para siempre. Saben que su tiempo se acaba y que otras generaciones han de tomar el testigo. La confesión ante la cámara actúa así de catarsis, de liberación; los entrevistados no buscan ya venganza —ha pasado el tiempo, demasiado tiempo, como revelan las fotos en blanco y negro de los rostros y de las manos de los protagonistas—, se conforman con un mínimo acto de reparación y con que se sigan buscando los restos de los desaparecidos (la cifra de desaparecidos que da el documental es de 113.000 y sitúa a España como segundo país en el mundo, después de Camboya).
Vencidxs no pretende ser «ecuánime» y ofrecer las opiniones de los entrevistados de un bando y otro; al contrario, Vencidxsse moja y toma partido por uno de los dos bandos, el de los vencidos y vencidas. Lo que opina la otra parte ya lo conocemos, es la postura (o impostura) que nos ofrecen a diario los noticieros, las tertulias y los parlamentos, y que impide que se pueda llevar a cabo un mínimo de justicia.
Como el tema de la película es duro, la tristeza de los testimonios se ve atemperada de vez en cuando por los comentarios jocosos de alguno de los entrevistados (como esa crítica que hace una de las participantes y que asegura que “esta democracia es un poco rara”). Y es que, con la caída del dictador Franco, todas las esperanzas que albergaban los vencidos se vieron pronto truncadas por culpa de aquella transacción que dio en llamarse “transición” (y que como no podía ser menos contó con la habitual “ley de amnistía” que se suele promulgar en estos casos y que hace tabla rasa con el pasado), y gracias a la cual los vencedores siguieron ocupando sus puestos a cambio de democracia y de una mayor libertad para la otra parte, y su versión de los hechos se impuso como la versión oficial, con la misma rotundidad con que un final feliz hace concluir un cuento infantil.
Cuando acaba la proyección en la Cineteca se suceden varias salvas de emocionados y prolongados aplausos entre el público, como si la audiencia pretendiera recompensar la valentía del equipo que ha hecho posible Vencidxs o como si con los aplausos se quisiera agradecer la pertinencia de esta película en un tiempo en que la denominada “ley de memoria histórica” es poco más que papel mojado.
Para la realización de Vencidxs han sido necesarios tres años y el apoyo de colectivos sociales y de asociaciones para la recuperación de memoria histórica, así como el uso del crowfunding. Independientemente de la difusión final que pueda tener el documental, el hecho es que esta película, tan triste como necesaria, aporta ya su granito de arena para crear un poco de conciencia entre los espectadores. Ha pasado un tiempo más que suficiente desde que acontecieron los hechos narrados en la película, de hecho algunos de los intervinientes ya no están entre nosotros para poder seguir contándolo y algunos de los verdugos tampoco. Son ya décadas sin que ningún juez español se haya atrevido a investigar la suerte de los desaparecidos (el juez Garzón lo intentó y le costó su carrera de juez “estrella”); ha tenido que ser la justicia argentina la que se haya decidido a indagar y a pedir la colaboración de la española, y hasta el propio Comité de Expertos contra las Desapariciones Forzadas (perteneciente a la ONU) ha instado al Estado español a investigar las desapariciones, incluso aunque no haya denuncia, pues como recuerda el Comité: los delitos de lesa humanidad nunca prescriben. La memoria tampoco.
Vencidxs forma parte de un proyecto transmedia y multilingüe que incluye además un libro fotográfico y una web-red social.
Link: vencidos.com