El hijo monstruo
El sábado, B y yo estábamos en una sala de espera. Pasamos más de una hora ahí, compartiendo el espacio con otras personas, entre las cuales había una mamá con un bebé grande -o niño muy pequeño-.
En cierto momento, dicho bebé grande "le pegó a B" con una muñeca que le prestamos.
Creo que si mi interpretación del hecho fuera de algo que hizo mi hija, es fácil que alguien piense que así lo veo porque es mi hija. Así que, aunque obviamente no me dio gusto que el detalle ocurriera, sí me da gusto poder compartir esto que he pensado antes, con un ejemplo donde no es mi niña quien hizo lo inapropiado.
Estas son mis consideraciones:
1. El niño estaba disfrutando moverse, tener poder sobre el objeto y entrar en contacto con la niña, a quien siguió acercándose después del incidente. No pegó como lo hace una persona mayor.
2. El niño sabía lo que estaba haciendo en un sentido: sabía que al mover su brazo con la muñeca en la mano en esa dirección, el objeto impactaría en la niña y muy probablemente, según mis cálculos, sabía que eso la haría quejarse, llorar o algo por el estilo. Seguro ya le habían dicho que "no se hace". Así que fue agresivo: no solo fue brusco, pero agresivo no es igual que violento: no fue violento. Estaba ensayando (la vida).
3. Hace falta un largo trayecto para que el "no se hace" que repetimos mamás y papás se introyecte, se comprenda y sea parte de su ética.
4. Decir: "Fulanito le pegó a Menganito" muchas veces no es ilustrativo de lo que pasa con niños pequeños. Si no hay una forma mejor de expresarlo, podemos tratar de hacer notar el contexto para transmitir algo del significado y sentido del acto.Comprender hace ver con buenos ojos a niñas y niños, aun cuando hacen algo inadmisible.
Silvia Parque