Verde intenso

Publicado el 01 julio 2018 por El Perro Patricia Lohin @elperro1970
© Sergio Castañeira

Hay un camino recto en mi interior. Queda a mitad de cuadra. Una cuadra de un pueblo que no dice nada. La tierra envuelve las hojas de eucalipto caídas en el asfalto. Desde esa calle no se divisa ni el río ni las bardas. Me paro en la vereda de mi casa y veo el camino recto como si fuera un túnel. Ansío transitarlo pero me da miedo. Es verde, de un verde que no se divisa ni a cientos de kilómetros de estepa patagónica. Los árboles que orillan el angosto camino le dan sombra y color, el sol se cuela a través de las plantas creando rayos de luz mágicos.

Quiero huir por allí, cada día de mi vida, cada mañana que me levanto con ausencia de todo. Mi niñez muere prematuramente, y soy casi una mini adulta de diez años que quiere huir por un diminuto camino que no conduce a ninguna parte.

¿A dónde llevaría? Hoy que el camino sigue estando dentro mío me sigo preguntando a dónde conduce. ¿Hubiera llegado a la estación de tren y me hubiera montado a un vagón de carga con destino incierto?

Mientras en mi enorme y vacía habitación trataba de cobijarme con mi propia soledad, soñaba con el camino y sus posibles bifurcaciones; con hadas y duendes; vasijas llenas de monedas de chocolate, la casita de Hansel y Gretel comandada por mi abuela, una mujer dulce toda la vuelta.

Hoy que corro, sé que siempre lo hago por ese camino donde me espera un arco lleno de dulces y estrellas. Tal vez también el brillo de tus ojos, un poco de espuma de mar en la orilla, las patas de todos mis canes marcando el camino hacia otro cielo. Verde intenso, dulce intenso. El camino del amor siempre es uno solo.

Patricia Lohin

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