Revista Literatura

Versos recitados - II Combate Poético

Publicado el 01 octubre 2017 por Sara M. Bernard @saramber
Versos recitados - II Combate Poético
El 20 de septiembre se celebró la segunda edición del Combate Poético, idea de la asociación Sen Ánimo de Nome, dentro de los actos de la Semana europea de la movilidad. Como en la primera vuelta organizada en julio, otros 16 poetas "jugamos" a pelearnos lazándonos versos unos a otros, en una liga donde el público asistente votó en directo quién pasaba a la siguiente ronda.
Versos recitados - II Combate Poético
Si en la primera edición caí en la primerísima ronda, en esta (sorpresa) resulté vencedora. Me medí con algunos compañeros cuya poesía admiro, con otros poetas conocidos y algún compañero nuevo que no estuvo en la edición anterior.
Es el primer premio o similar que consigo en mi segunda época. En la primera fue otro fruto de la casualidad, un poema que vino dictado por el aire cuando me senté bajo un árbol morado, y con toda probabilidad no había más competidores poetas en la clase (las categorías se establecían por cursos en el instituto). En esta segunda época también aparece el fruto de la casualidad del momento, de una leve entonación bajo la farola, del azar casuístico de las personas asistentes.
Decían así:
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IEl médico dictamina: enfermedad. Reclusión de un mes. Tú dictaminas: eres buena poetapero mala mujer.La vecina dictamina: no sé si es poeta,pero siempre saludaba.Y yo tampoco lo sé.Pero embarazada de palabras,doy a luz quintillizos cada nocheesperando los acunesy me abraces,preñada de palabras,¿sabes? el cabello se cortay no para de crecer.Las palabras te agarran yno paran de crecercomo hoja, como línea, como brisade una noche. Cada noche, el médico dictamina enfermedady la vecina reclusión de un mes,la vecina saludabay tú me dices mala mujery el médico dice quintillizos de una nochey la vecina no sé si es poetay tú siempre saludabasy yo dictamino enfermedad y la vecina es médicoy tú eres un poema, mi poema, entre los otros cinco que cada noche crecencomo si preñaran el vientoy se preguntan¿qué es la poesía?Y tú me lo preguntas,la poesía es una vecina cotillaque siempre saludabaaunque sea mentira y nadie sepa(ni siquiera el médico)por qué esto es una enfermedadpero nos encierra y tira la llavey tú dictaminas:el médico siempre saludaba a la vecina,ya nos veremos el próximo mesy entoncesdan igual cinco, seis o sietesólo gritascariño, estoy embarazadode metáforas de quintillizos,avisa al médico porque esto es grave¿A quién se le ocurrió inventar la poesía?Suelta ya el maldito bolígrafo. 
II
Dime qué nos queda, ahora,dime cuánto nos queda de viajesi todo está podrido bajo el manto de flores,la escarcha rancia, las telas rotasy desmigajadas en veinte manos diminutasque cosen cada día veinte horaspara no saber cuánto, niqué les queda al final del díani cuándo será eso,cuándosi todo está podrido bajo el manto de sueños,que él tejió y tú tejiste para un viajey aquel rompió para enterrarloen el verdinegro que nunca nos otorgará paz.

Dime qué nos queda, ahora,si para llegar al destino hemos muerto tantas vecesque ya nuestros muertos no valen nada.


III
Cuando caí, tú estabas.Cuando me levanté, tú estabas.Cuando me torcí de lado, me partí un labio, rompí las rodillascontra una piedra del acantilado, resbalé por culpa del oleaje,me raspé un brazo un codo un dorso de la mano,tú estabas, lloré de pena, lloré de risa,reí de pena y desesperación, tú estabas.Cuando coleccioné tu cabello mezclado con el mío,añoré tus ojos pero los vi mirarme tan intensoque me avergonzaba(y yo no me avergüenzo nunca)sólo con los ojos cerradosporque los aprieto pensando que tú estabas.Hoyestabas.Ojalá también mañana.
IVSoy un fraude, te grito.
Soy un fraude, maldita sea, esta sonrisa que ves es de miedo, no ves, encendamos esta vela y este incienso y simulemos que surge un espacio de calma cuando sólo hay miedo, ¿no lo ves? el arañazo en tu espalda ha sido culpa mía y la vela gotea formas caprichosas como si quisiera decirnos algo pero sólo es eso, cera de colores que se derrama, un arañazo que escuece y una sonrisa que es miedo,

nada más, no lo ves, soy un fraude,no sé conducir carromatos de estrellasporque el brillo me da miedo.Las bocas ocultan más cuando hablan y parece que dicen.La esfinge verdadera sonríe,arcana.No lo ves.


VNo dejes rastro, no dejes esapelusa enmarañada de tus huellas nilas uñas ni salivano dejes el rastro, no dejes esearañazo sangrante en el sofáni el tenedor a medio consumir,la estufa rota guardada ya en el armariode las cosas de inviernoel calcetín nuevo que ya no funcionapara andar en primavera, arena enlas cáscaras de nuecesque no se quedan, acumulando,ceniza en las hogueras de un veranoque se nos echa encimaun rastro tras otro no,no lo dejesno dejes rastro.


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