Versos sin sentido figurado que se habían quedado en el tintero III

La mujer del bar
No tengo a nadie a mi lado ahora mismo,
ninguna figura humana sentada,
acompañándome para haberle preguntado si quería
servirse algo conmigo.
Y entonces comienzo a darle ambiente a mi ambiguo entorno,
y escucho muchas voces.
Existe gente a mi alrededor.
Veo a lo lejos dos finas y largas piernas,
cruzadas de la manera más sensual.
Entonces sin dudarlo me pongo de pie,
y la miro directo a los ojos sin decir nada.
Pregunta si quiero algo con ella, a lo que respondo si quiere escuchar buena música, para que nuestra conversación sea más intensa.
Se siente el pesado aire,
completo de humo de cigarro, olor a pasares, a historias dentro de aquél bar que está en mi mente.
Se siente el chocar de cada vaso de cada una de las personas que está allí., y que brinda por algo que no alcanzo a oír.
Cada uno vive su historia, pero al mismo tiempo es casi como si compartieran el hecho de estar en mi entorno.
Sin más, la miro con deseo,
pido cerveza para dos,
Y aquél viejo Tocadiscos que hacía lo que debía...
El resto es historia.