Viajar en tren tiene una cosa de otro tiempo incluso de otro lugar (dada la escasa cultura ferroviaria), posee un “que se yo” (léase con acento rioplatense) bastante particular.
Recuerdo que mi primer viaje en tren fue por el colegio (en la básica y creo que en 5º año) a Rancagua, a visitar el céntrico “Instituto O’Higgins” (hermano y rival de Alonso de Ercilla a nivel de colegios maristas) y a conocer las instalaciones de CODELCO División El Teniente, visita a Sewell incluida.
Cada vez que puedo viajo a lo de mis parientes en tren: primero: porque me gusta mucho andar en tren, segundo: porque no pretendo maximizarle las ganancias a Buses al Sur, inmunda empresa que hace el recorrido Santiago-Rengo y que presta un servicio derechamente malo y caro (algo similar en inmundicia a Ruta Bus 78 que van a Melipilla) y tercero porque literalmente, salgo de la Estación de Metro “Estación Central” y estoy en la boletería del Metrotren, me carga el Terminal de Buses Santiago.
¿Lo malo? Hay que llegar temprano o si no, se llena (y muy lleno) y no es muy simpático irse de pie hasta San Bernardo (o incluso hasta Rancagua). Eso sí, el servicio es puntual.
Nek – “La vita é“*
* Esta canción se convirtió en “himno de viaje en tren” gracias a mi comadre Glor77ta, con la cual viajábamos al campo cuando estaba preparando mi examen de grado hace un tiempo atrás.