Hay noches, que cálidas como las sombras, nos atan al pérfido abandono de unos besos de azúcar. Nos hacen olvidar la crisis, el presente, los enquilosados pasados, y nos cuelgan al abismo de un futuro.
La huida siempre ha sido su refugio, el lugar idóneo donde partir para sobrevivir ante aquellas verdades que casi siempre acaban en falacias. Pese a ella, regresa siempre a los puntos de partida, como un vuelco necesario para saber que existió en alguien o simplemente sigue existiendo.
Nunca le ha costado hacer las maletas, tal vez porque nunca las acaba de deshacer. Siempre a punto para tomar ese avión, ese tren, esa nueva quimera.
Nunca carga con nada superfluo. Tan solo un par de vestidos ligeros, ese traje de chaqueta, los tacones, las bambas y los vaqueros.
Es fácil hacer una maleta cuando has pasado media vida viajando, es como lavarse los dientes o mirar el reloj, se dice cuando ha terminado de empacar.
Lo vital, lo importante, siempre lo lleva en los bolsillos....
O dando vueltas, y rodando y girando en su cabeza.
Y es que, es como su sonrisa.
Ésa que ya solo regala a quienes la merecen.
La "Champagne" . -quienes seguís este blog sabéis de la que os hablo- ;)
Al igual que la llave que abrirá mi puerta, la mirada puesta, y ese nuevo desafío con el que mañana tus ojos al despertar, rozarán un horizonte de besos que me ofrezca el cielo de tu boca.
Et oui, tu es toujours et encore, et toujours, plus, et pour toujours...
Y es que, tu cabeza y la mía son corazones locos...
P.S, Parte de esta entrada fue publicada en 2015.
Hoy la retoco, la pongo reguapa, y la reinvento mientras te espero para bailar contigo, y con el corazón ardiendo sobre las cenizas que renacerán de Notre Dame.