Revista Diario

Viaje a Harlot

Publicado el 29 septiembre 2011 por Elcocteldeloscuentos

Aquella noche las nubes se disiparon y la luna reinó en el cielo, llena y reluciente, iluminando con su luz plateada los tejados de todas las casas del pueblo. Y justo en ese momento en que el cielo quedó totalmente desnudo sin el arropo de las nubes, en la plaza comenzaron los cánticos y las melodías.

Por las calles próximas ya se podía atisbar el jolgorio que los vecinos habían montado, y al que no le faltaba de nada: ni la música, ni los manjares exquisitos, ni las canciones, ni las risas de los niños. Los farolillos llenaban de luces de colores la plaza, que estaba decorada con guirnaldas y banderines. Unos brindaban y otros comían, algunos cantaban y otros bailaban en el centro de un círculo que se había formado alrededor de la fuente central, que volvía a funcionar de nuevo.

Yes que, tal y como previeron los inviernólogos, las nubes habían dado paso a la luna llena. Era una señal inequívoca: el verano había vuelto y para celebrarlo, todos los vecinos se habían unido a aquella fiesta en la pequeña localidad de Harlot, donde el invierno duraba novecientos días.


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