Las astillas de ésta nocheno caben en todas las tormentas,ni sobra un solo grano de arenapara contar las nochesde mi espera. Tampoco han de alcanzar las notasde la música íntegrapara olvidar
ni una de las lágrimasque por las madrugadas
silentes y confusas, me arroparon –tan sólo- con
algunos látigos de vientopulsando en mi ventana.
Todo no será suficiente.
Afuera están otros ojos
baldíos, francos, osados,
anhelantes,
comenzando a lamer
los filos de tus
trenes que ya parten.
Y yo te digo:
no seguiré la simetría de
las escaleras
para despedirte,
no me demoraré en abrazos
repetidos, para marcar
la suerte por la espalda.
En éste amor, no hay
nada que deslumbre:
ni un refugio soleado
ni un fragmento de pujo
compartido,
ni un aroma que tiña
las paredes para siempre.
Sólo tus labios y los míos
en besos fronterizos,
que como alas de un ave diferente,
se unieron, clandestinos,
para jamás dejar de ser
aliadas de la luna
y mártires de la distancia.
Todo no será suficiente…
